Transporte Aereo
Contrariamente a los medios de transporte terrestres y marítimos, y a la misma comunicación del pensamiento a distancia, la humanidad sintió mucho más tarde la «necesidad» del vuelo humano.
Es más, se puede afirmar que la idea de volar fue considerada siempre como una subversión del orden natural de las cosas, un pensamiento -aun antes que el acto -no sólo absurdo, sino tambiénpecaminoso e infernal.
La antigüedad clásica dedicó al vuelo la bella leyenda de Dédalo e Ícaro, pero, para subrayar la temeridad de la empresa, la concluyó con el trágico fin del soberbio personaje volador. En la Edad Media la idea del vuelo se colora con las más negras tintas: es una expresión demoníaca y se asocia a los ritos de magia, al desencadenamiento de las fuerzas ocultas rebeldes aDios y a Su voluntad.
En resumen, hace falta un «quid» producido por el hombre -con medios humanos y sin rastro alguno de brujería-- que le dé la facultad de volar como los pájaros. Empresa nada fácil. No es que faltaran, en el lento paso (le los siglos, hombres que estudiasen el problema y centraran en él su atención; la cuestión estribaba en que entre la idea del vuelo y su realizaciónpráctica se interponía... el aire.
En este punto los estudiosos se debatían en el vacío. Los teóricos no dejaron de
desentrañar el problema partiendo del vuelo de los pájaros, puesto que era demasiado
sencillo deducir que si el pájaro, que era más pesado que el aire, conseguía sostenerse en él
y volar, nada impedía en teoría que el hombre también levantara el vuelo, siempre que
estuviese provistode las alas que la naturaleza había proporcionado al pájaro y negado a él.
Pero el problema estribaba no tanto en las alas en sí como en el movimiento que había de dar
a éstas y en la técnica del vuelo. Incluso los observadores superficiales advirtieron muy
pronto que los pájaros «volaban de una manera determinada», es decir, orientaban el
cuerpo, batían las alas o planeaban según unacomplicada técnica que no era nada fácil de
analizar y explicar.
La máquina para volar, pues, quedaba a merced de unos pocos maníacos aislados y
exaltados, víctimas del escepticismo (en el mejor de los casos) e incluso de la burla de los
pueblerinos y de los científicos; su ingenuo fervor y el empirismo de sus investigaciones no
prometía esperanza alguna de éxito. Además, la falta de cualquierbase teórica acabó por
desaconsejar los intentos prácticos, y las intuiciones de los inventores permanecieron en una
fase de estudio al que la ciencia, como hemos visto anteriormente, negaba toda validez.
De este modo el vuelo humano por medio de alas (es decir, por medio de una máquina «más
pesada que el aire»), si bien encontraba su fundamento en un argumento irrebatible, como
era el vuelode los pájaros, tuvo que ceder el campo a una teoría nacida mucho más tarde,
pero que la experiencia había respaldado en seguida y la ciencia aprobado: el vuelo humano
mediante un dispositivo «más ligero que el aire». Por ello en el transcurso de los últimos
veinte años del siglo XVIII el hombre aprendió a volar sostenido por un medio «más ligero
que el aire».
En efecto, Josep-Michel yJacques-Étienne Montgolfier, inspirándose en la obra de Priestley Observations of diferent Winds of Air, lograron elevarse en unos ligeros sacos de papel llenos de humo, lo que les animó para construir un balón de aire caliente, de tela forrada de papel y recubierto exteriormente con una red de cáñamo (una montgolfière), con el cual se elevaron a gran altura el 5 de junio de 1783, unos meses antes quePilâtre de Rosier efectuara el primer vuelo de la historia en un globo para pasajeros.
Por el otro lado, las sorprendentes y admirables páginas de Leonardo fijan con claridad y precisión principios, métodos, límites del vuelo, y casi no parece posible que un hombre, aunque fuese genial, pudiera, cuatrocientos años antes de que fuera factible hallar confirmación práctica, establecer con...
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