Un Depredador Cruel Y Desafortunado
WOLFGANG LÜTH, COMANDANTE DE SUBMARINOS
El capitán que quitó el retrato de Hitler y el sumergible fantasma
JACINTO ANTÓN 21 AGO 2005
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Al regresar de sus largas misiones, Wolfgang Lüth tenía más aspecto de monje de Montserrat que de comandante de submarinos nazi, que es lo que era. Su extravagante personalidad, su desprecio a los usos del mar ysu desgraciado sino le convierten en uno de los 'lobos grises' más peculiares de la Armada alemana
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La muerte, escribió Baudelaire, es un viejo capitán. En su larga y terriblemente fructífera carrera de comandante de submarinos, elkapitän zur see Wolfgang Lüth, cruel y eficiente escualo de laMarina de Hitler, encarnó a la perfección el papel de muerte para decenas de marinos que vieron cómo el navegante nazi obraba el prodigio de transformar el agua en sangre.
Depredador despiadado y fanático que tenía por costumbre dejar a merced del mar a los náufragos de los buques que hundía con saña (y que además odiaba el jazz), Lüth fue, en cambio, un estricto moralista en lo que atañe al sexo:prohibía a sus tripulantes, a los que trataba con paternalismo, visitar los burdeles y les tiraba al agua las fotos de chicas de calendario ligeras de ropa. También era un escrupuloso hombre de familia que invitaba a sus oficiales a escribir a las novias, vigilaba estrechamente la fidelidad de los casados y obligaba a celebrar a bordo el día de la madre.
Lüth prohibía a sus tripulantes visitarlos burdeles y tiraba por la borda las fotos de chicas ligeras de ropa que les confiscaba
"¡Te has cargado al jefe!", le espetó horrorizado el oficial de guardia al marinero de 18 años que acababa de cepillarse de un certerísimo tiro al comandante
Wolfgang Lüth, como se ve un tipo raro donde los haya, hurtó su cuerpo a la tumba líquida que el destino deparó a la mayoría de sus colegas, pero sólopara sufrir una de las muertes más absurdas que quepa imaginar -incluida la del capitán del U-203, Rolf Mützelburg, que se mató en 1942 de un golpe contra su propio submarino al lanzarse descuidadamente desde la torreta para darse un baño-.
Lüth, segundo en la lista de los grandes ases de submarinos alemanes -hundió 50 barcos, con un total de 230.000 toneladas- y, al mando del U-181, responsablede una de las más aventureras singladuras de la II Guerra Mundial (203 días en el mar), falleció estúpidamente en tierra una semana después de acabada la contienda, abatido accidentalmente por un centinela al que él mismo le había dado las órdenes de disparar.
"¡Gottlob, ¿qué has hecho?! ¡Te has cargado al jefe!", le espetó horrorizado el oficial de guardia al marinero de 18 años que acababa decepillarse de un certerísimo tiro -digno de aplauso en otras circunstancias-al célebre comandante. El pobre Matthias Gottlob no había hecho aquella oscura y tormentosa noche del 13 de mayo de 1945 más que cumplir con su deber, y así lo hubo de reconocer el tribunal que lo juzgó. El propio Lüth había ordenado a los centinelas que vigilaban el cuartel general del almirante Doenitz, a la sazónconvertido en el nuevo führer de Alemania tras la muerte de Hitler, disparar a quienquiera que no acertara a dar la contraseña.
Pasada la medianoche, una sombra hamletiana había aparecido ante el joven guardia. "Halt! Wer da?". Alto, quién anda ahí, gritó tres veces. Nadie contestó; así que, asustadísimo, el chico alzó su fusil y disparó un único tiro, que fue a impactar en medio de la frente de Lüth-una frente impresionante la del calvo comandante, todo hay que decirlo-.
De origen báltico (nació en Riga en 1913), casado y con cuatro hijos, Wolfgang Lüth era un pedazo de nazi, como no duda en advertir su mejor y más reciente biógrafo, Jordan Vause (The story of Wolfgang Lüth, Naval Institute Press, Annapolis, 1990), autor además de uno de los libros imprescindibles sobre los submarinos...
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