Varios Cuentos Del Mundo 2
Ana María Matute
El espejo era ovalado, con un marco de madera negra, brillante. Se tenía que subir a la banqueta para mirarse. Lo hacía a menudo, a pesar de que luego se quedaba con el corazón pequeño, apretado. El espejo era de la tía Eulalia, como todo lo de la habitación: la cama con columnillas, la cómoda con asas de bronce, la butaquita y la banqueta enguatadas. Toda aquellamadera negra olía a la tía Eulalia; su aroma lo llevaba ella pegado en las faldas, en las manos, en el pelo negro y brillante atado encima de la nuca con un nudo grande, como un ovillo. La tía Eulalia era para él como la madre para los otros chicos. También el retrato de su madre lo tenía la tía Eulalia encima de la cómoda, al lado de la urnita con el santo lleno de pupas, las flores artificiales, lacaja del dinero y el misal. Su madre era aquella señora que se reía en el retrato, recortada de alguien que tenía al lado. La tía Eulalia decía, cuando la enseñaba a sus amigas: La pobre no se retrató nunca; ella era así... Y tenían aquella fotografía, como arrancada, como desgajada, que la dejaba con un gesto desamparado. A él no le gustaba aquella fotografía. Y de su madre, de su madre deverdad, no se acordaba nada, absolutamente nada.
La criada andaba limpiando la habitación. La ventana estaba abierta y brillaba el sol. Empezaba la primavera, pero aún hacía frío. La tía Eulalia no le dejaba salir a la calle sin la gorra de punto. Otra vez el corazón le dio el tirón aquel, por dentro. A veces le gustaría poder escucharse el corazón, coger la cabeza entre las manos y acercarla paraoír: tap, tap, tap. A lo mejor, parecería su amigo mismo. Su amigo. No tenía amigos. Era imposible tener amigos.
Ya sabía que no debía hacerlo, pero se subió a la banqueta. La voz áspera de la criada gritó: "¡Baja de ahí! ¡A ver si te esnucas, y luego los chillos serán pa mí!" Se le quedó mirando con el trapo del polvo en la mano, en jarras los brazos. Él ya sabía lo que pensaba: "Está gordo". Elcorazón le apretó más. Todos, siempre igual: "está gordo este niño, está gordo". ¿Por qué no lo llevan al médico? Al primo Manolín le pusieron a régimen y en tres meses adelgazó ocho kilos. "A este niño le conviene ejercicio; está gordo, está gordo. Oiga, doña Eulalia: este niño está demasiado gordo." Se miró a la cara, redonda, con los carrillos colgantes. Pálido. Siempre estaba pálido. Se llevólas manos a la cara. Y también las manos eran como dos montoncitos de carne, como dos manzanas con manzanitas adheridas. La tía Eulalia sonreía y decía: "La gordura es hermosura". La tía Eulalia siempre decía cosas así. La tía Eulalia era alta, era fuerte, era madrugadora, era trabajadora, era severa, era cumplidora, era exigente, era soltera, era limpia, era sabia, era honrada, era fuerte. La tíaEulalia era horrible. La tía Eulalia ponía gorras de punto, no le dejaba tocar barro, ni las piedras, no le dejaba hablar con los chicos de aquel barrio, ordinarios, groseros, mal hablados y ladrones. Los chicos... Se bajó de la banqueta, torpe, triste. Se asomó a la ventana. Los chicos...
Los chicos son delgados, tienen la piel curtida por el sol. Los chicos venden cosas. Los chicos gritan,tiran piedras, silban, ríen. Los chicos tienen bocas oscuras y pequeñas, tremendas bocas que dicen: "¡Ahí va el gordo! ¡Ahí va el marrano de la tienda!" Los chicos...
De pronto se le llenaron los ojos de lágrimas. "Me duele este dedo. Lloro porque me duele este dedo. Ayer me lo pillé con el cajón". Se miró el dedo, limpio, rosado. Gordo, regordo, barril de cerveza. Se había pillado el dedo con elcajón; curioseaba las postales de Eulalia y oyó sus pasos por el pasillo. Le dolía, y cuando duele una cosa se llora. Barrigón, globo reventón.
Abajo, la calle estaba partida por el sol y la sombra. La mitad dorada, la mitad de un azul fresco mañanero. A lo largo de la calle se alineaban los carros y los puestecitos del mercadillo. Aún era temprano. A las doce recogían todo, de prisa, y se iban....
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