VENEZUELA CONTE
En cuanto a lo último bastan pocos datos. El promedio de vida del venezolano, 53 años para 1958, crece a más de 72 años hacia 1998.La vialidad de 6.000 kilómetros que la democracia recibe aumenta a 98.000 km. Y las primeras 3 universidades de mediados del siglo XX suman casi 400 instituciones de educación superior al apenas iniciarse el siglo XXI.
En cuanto a quienes hoy ocupamos – como suerte de refugio de damnificados – el espacio de la otrora República civil, otra vez secuestrada por las espadas, cabe decir que morimosde mengua, pasados los efectos de la droga revolucionaria. Somos el escenario más violento del mundo occidental, con 19.000 homicidios promedio cada año. Las reservas se agotaron en más de un 50% y las operativas se encuentran en su nivel histórico mínimo. Alcanzan para pocos días. La construcción de viviendas – 2.033.481 unidades durante los 30 años previos a 1999 – en los últimos 15 años malsupera las 296.047 unidades. Y el país petrolero que somos, ahora importa gasolina para el consumo interno.
La consideración anterior viene al caso por los golpes de Estado y a nuestra constitucionalidad – para dividir a la sociedad y hacerla violenta – ocurridos desde el año final del siglo pasado, durante la primera década del presente siglo, y en los tres años que lleva la segunda, cuyo saldo esel indicado.
Pero he aquí lo típico y novedoso de la experiencia venezolana de destrucción. Se usan o subvierten las formas del Derecho para consumar “golpes de Estado” continuados vaciando de contenido ético y finalista al mismo Derecho: medios en apariencia legítimos con miras a fines ilegítimos y disolventes de lo institucional, y fines supuestamente legítimos a través de medios claramenteilegítimos.
El soldado golpista, quien se hace de nuestra realidad por la vía electoral como un perro de presa, y quien antes, ayudado por Fidel Castro, obtiene como candidato el apoyo financiero de los dictadores libio e iraquí, e incluso el ucase del Departamento de Estado, a horas de ungido como Presidente de la República – desde el Paseo de Los Próceres y en febrero de 1999 – declara que robarno es un delito cuando se tiene necesidad. Tira por la borda, así, la disciplina social mínima que, sobre todo por hábito, priva hasta entonces dentro de la sociedad venezolana.
Desafía luego la autoridad de los otros poderes del Estado: “Debo confirmar ante la Honorabilísima Corte Suprema de Justicia el principio de la exclusividad presidencial en la conducción del Estado”, reza la carta que enabril de 1999 le dirige a los Jueces Supremos. Y éstos, doblegados, aceptan que el Teniente Coronel y mandatario en cierne convoque a una Constituyente al margen del orden constitucional en vigor; que logre elegirla según sus reglas y la controle tanto como la usa para aprobar una Constitución a su medida, mediante un pacto entre los suyos, que excluye a quienes juzga beneficiarios del pasado, laotra mitad de Venezuela.
Llegada la hora se abstiene el 53,7 por ciento de los votantes inscritos y Chávez – dado el modelo establecido para la circunstancia – al obtener el 65% de los votos sufragados se hace con el 98% de los escaños de la nueva Asamblea: 125 constituyentes oficiales y 6 constituyentes opositores. Y tal Asamblea Constituyente, sin encontrarse apoderada para ello, declara serdepositaria de la soberanía popular originaria y no encontrarse atada al Estado de Derecho.
De modo que, sin avanzar aún en la redacción de la nueva Carta, interviene y paraliza al Congreso de la República y lo que a la sazón más le importa, destituye sin fórmula de juicio a todos los jueces de la República. Les sustituye con jueces provisorio, dispuestos a purificar constitucionalmente las...
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