a mi tia mae
La señora Shiflett, parte del extensoclan que lleva ese nombre, quienes conservan hasta el día de hoy la mentalidad de labriego de loscots Lowlands de los cuales descienden, una mezcla de rapacidad y desesperanza (Faulkner los llamaba Snopes), había rentado una casa enfrente de la nuestra que anteriormente estuvo ocupada, hasta donde me alcanza la memoria, por otra viuda, la señora Spoone ("con una e"); ella y su hijo, al que nuncavimos, porque estaba purgando una condena "en el bote". Pero antes de que el hijo de la señora Shiflett, "un muchacho que siempre fue muy bueno con su madre", cayera en alguna trampa legal, había sido un gran lector. Y un día predestinado la señora Shiflett, que usaba un bonete y un delantal para autenticar su respetable condición de buena señora del campo, trajo consigo, en una de sus muchasvisitas para "hacer migas" con mi madre, un volumen de la serie de Tarzán, uno en el cual Tarzán se salva de morir de sed en el Sahara abriéndole la cabeza a un buitre y bebiendo su sangre. Me lo prestó. "Éste en especial es uno de los libros que más le gustaba a Clyde."
No tengo una memoria ordenada, pero sé que este libro de Edgar Rice Burroughs fue el primero que leí. Cuando niño se pensaba queyo era retardado, y todos los indicios llevaban a pensar que así era. No tengo recuerdos del primer año de primaria, en el cual no fui admitido hasta los siete años, excepto que mojaba mis pantalones y tenía que ser enviado a casa cada vez que nuestra desdichada maestra me lo pedía. Incluso he olvidado su aspecto y su nombre, y la llamo desdichada porque había un compañero, ahora un psiquiatra,que se desmayaba cuando lo llamaban, y otro al que le daba el patatús. Aprendí a controlar mi vejiga hacia el tercer año, pero el alumno que se desmayaba y al que le daba el soponcio, que fueron mis compañeros de clase hasta el tercer año de secundaria, cuando dejé la escuela, no dejaron de perturbar a los maestros hasta el día de la graduación.
Ningún maestro de primaria o secundaria nisiquiera aludió por acaso que la lectura fuera una actividad normal, y yo tuve que aceptar, como lo hizo mi familia, que ésta era parte de mi aflicción como retardado. La tarde de invierno en que descubrí que podía seguir a Tarzán y a Simba y a unos malvados árabes traficantes de esclavos fue la primera sesión en una silla con un libro de una serie que ha durado, hasta ahora, cincuenta años. Leo muydespacio, y no leo demasiado, ya que prefiero pasar mi tiempo libre pintando y dibujando, o escribiendo, y no dispongo de tanto tiempo libre. Y como maestro de literatura suelo leer los mismos libros una y otra vez, año tras año, para tenerlos frescos en la mente, para las clases.
De Tarzán, que no leí como debe ser (el vocabulario de Burroughs tiende a lo exótico), pasé a libros accesibles.Mi padre tenía una pequeña biblioteca de unos cien volúmenes, de donde tomé unosCollected Writings of Victor Hugo, que tenía una misteriosa inscripción de puño y letra de mi padre: "G.M. Davenport, Apr. 24, 1934, Havanna, Cuba", donde estoy seguro en un ciento por ciento que mi padre nunca puso un pie. Debajo de esta inscripción, él (u otra persona) había dibujado un cubo, con tinta que se...
Regístrate para leer el documento completo.