06 GRECIA COHEN Gobierno
CAPÍTULO IX
LAS INSTITUCIONES DEMOCRÁTICAS
La palabra «democracia», la organización política significada por ella, son invenciones del siglo de Pericles. La palabra no aparece, en efecto, hasta entonces en el lenguaje, y se puede admitir que los sofistas no fueron extraños ni a su creación ni a su difusión. Laorganización política que define no adquiere tampoco hasta ese momento su verdadero significado. Y con todo, las ideas que evoca son tan antiguas como la raza helénica. Homero sabe ya cuál es la fuerza latente del demos, el pueblo; pero para indignarse contra ella. En una página excelente, Herodoto, discutiendo acerca de las diversas clases de gobiernos posibles, no descuida el de la muchedumbre, yle declara su simpatía en tales términos que llega a dudarse si se burla o habla en serio. Pericles es el primero que osa convertir una teoría en una realidad. Pero conviene observar que su democracia no se parece en nada a la que se verá instalada en Atenas veinte o treinta años apenas después de su muerte, y menos todavía a una democracia moderna. Su fórmula fue nada más que una cosa efímera.Durante el corto espacio de tiempo en que triunfó, nos permite ver establecerse un equilibrio entre las diferentes instituciones imaginadas para comprender que aquella democracia no tiene mucha analogía con el régimen que nosotros ornamos con ese nombre y no era, en suma, más que el gobierno de una minoría. No confiaba entonces la dirección de los asuntos sino a privilegiados llamados ciudadanos,y aun, entre estos ciudadanos, daba la preferencia a los de las clases superior y media. Sean o no interpolados, estos versos de las Suplicantes, de Eurípides, son singularmente reveladores: «Existen, escribe el gran trágico, en el Estado tres clases: primero los ricos, ciudadanos inútiles y sin cesar ocupados en acrecer su riqueza. Después los pobres, privados hasta de lo más necesario. Éstosson peligrosos, porque, inclinados a la envidia, seducidos por los discursos de perversos demagogos, atacan con golpes crueles a los poseyentes. De las tres clases, la media es la que salva a las ciudades: ella es la que mantiene las instituciones que el estado se procura».
Vamos, pues, a decir primero una palabra acerca de aquellos hombres en quienes estriba, en gran parte, la prosperidad deAtenas, pero que no tienen más derechos que los concedidos por las costumbres o por un interés bien entendido de la ciudad. Son los esclavos y los metecos los que, por otra parte, deben a los principios de la democracia ateniense una vida relativamente feliz si se la compara con la que llevan sus semejantes en los demás estados griegos; después volveremos la mirada a los ciudadanos ricos y pobres,y sobre todo a los «medianos». Por fin, probaremos a describir el funcionamiento de aquellas instituciones a las cuales acabamos de aludir, y que tienen por objeto asegurar la preponderancia de lo que se llama hoy la burguesía. Y tal vez entonces podremos desentrañar los motivos por los cuales esa burguesía pierde el poder, en el instante preciso en que parece estar segura de conservarlo parasiempre.
Admitamos que Atenas, hacia mediados del siglo V, tenga de cuatrocientos a cuatrocientos ochenta mil habitantes; la mayor parte de esa población se compone de esclavos y de metecos. Ciento veinte mil personas apenas pueden entrar en las filas de la clase de ciudadanos, y entre ellos, treinta mil cuando más disfrutan de todos sus derechos civiles y políticos, puesto que hay que descontar actoseguido los niños y las mujeres. La democracia ateniense es, pues, un estado en que por cada catorce individuos aproximadamente, sólo uno posee el privilegio de ocuparse en los asuntos públicos.
De los trece restantes, ocho son esclavos y, por lo tanto, en principio «instrumentos animados». En Atenas, como en otra ciudad cualquiera de la Hélade, el esclavo no podría ser otra cosa, en efecto,...
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