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Quimera
La tormenta era implacable y la carretera estaba completamente oscura.
Conducía el auto de su padre que tomó sin su permiso, en un arrebato de ira y desesperación. Sentía los músculos debrazos y piernas tensos. La lluvia le impedía visualizar claramente las curvas. Pensó:
-¡Por qué siempre me culpan a mí! Ya estaba cansado de sus padres, de sus hermanos, de todo el mundo.
De repente,sin fijarse, aumentó la velocidad; cuando se dio cuenta, el bulto que apenas se distinguía en medio de la carretera ya estaba a corta distancia y aunque pisó el freno, no pudo evitar embestirlo defrente, fuertemente. Después de haberse deslizado peligrosamente por el pavimento varios metros, el carro se detuvo. Sus piernas le temblaban, no podía controlarlas, así como sus mandíbulas queentrechocaban. Pensó regresar para ayudar a la persona que había embestido, pero después se dijo que, si la había matado, seguramente iría a dar a la cárcel de donde no saldría durante muchos años…y él, nopodría soportar estar encerrado. Simplemente preferiría morir.
Tomó la decisión de huir. Quiso encender el auto pero no lo lograba y en su persistencia de hacerlo lo ahogaba más. De pronto encendió elmotor y el carro salió disparado. Ya había recorrido algunos kilómetros cuando, sin poder evitarlo, se puso a llorar sin contención alguna; las lágrimas le nublaban la vista y se detuvo. Decidió queno podía dejar a la persona, quien fuera, tirada en medio de la carretera con esa lluvia que no dejaba de caer. Él no era lo que sus padres decían, un irresponsable, bueno para nada, egoísta. Encendióel motor, dio media vuelta y se dirigió de nuevo al lugar donde había sido el accidente. Determinó llevarlo al hospital más cercano, pero…. ¿y si había fallecido? Comenzó a rezar, él, que hacía tiempono lo hacía, repitiendo sin parar: -Dios, no permitas que esté muerto, por favor, no lo permitas.
Llegó al lugar donde pensaba había ocurrido el accidente y no encontró a nadie. Empezó a recorrer...