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Páginas: 46 (11431 palabras) Publicado: 20 de septiembre de 2015

LA MÁS PRUDENTE VENGANZA
Novela segunda a la señora Marcia Leonarda

Prometo a vuestra merced que me obliga a escribir en materia que no sé cómo pueda acertar a servirla, que, como cada escritor tiene su genio particular a que se aplica, el mío no debe ser éste, aunque a muchos se le parezca. Es genio, por si vuestra merced no lo sabe, que no está obligado a saberlo, aquella inclinación que nosguía más a unas cosas que a otras; y así, defraudar el genio es negar a la naturaleza lo que apetece, como lo sintió el poeta satírico. Púsole la antigüedad en la frente, porque en ella se conoce si hacemos alguna cosa con voluntad o sin ella. Esto es sin meternos en la opinión de Platón con Sócrates y de Plutarco con Bruto, y de Virgilio, que creyó que todos los lugares tenían su genio, cuandodijo:

Así después habló, y un verde ramo
ceñido por la sienes a los genios
de los lugares y a la diosa Telus,
primera entre los dioses, a las ninfas
y ignotos ríos ruega humildemente.1

Advirtiendo primero que no sirvo sin gusto a vuestra merced en esto, sino que es diferente estudio de mi natural inclinación, y más en esta novela, que tengo de ser por fuerza trágico; cosa más adversa a quientiene, como yo, tan cerca a Júpiter2. Pero pues en lo que se hace por el gusto propio se merece menos que en forzalle, oblíguese más vuestra merced al agradecimiento y oiga la poca dicha en una mujer casada en tiempo menos riguroso, pues Dios la puso en estado que no tiene que temer, cuando tuviera condición para tales peligros.
En la opulenta Sevilla, ciudad que no conociera ventaja a la gran Tebas,pues si ella mereció este nombre porque tuvo cien puertas, por una sola de sus muros ha entrado y entra el mayor tesoro que consta por memoria de los hombres haber tenido el mundo, Lisardo, caballero mozo, bien nacido, bien proporcionado, bien entendido y bienquisto, y con todos estos bienes y los que le había dejado su padre que trabajó sin descanso, como si después de muerto hubiera de llevar ala otra vida lo que adquirió en ésta, servía y afectuosamente amaba a Laura, mujer ilustre por su nacimiento, por su dote y por muchos que le dio la naturaleza, que con estudio particular parece que la hizo. Salía Laura las fiestas a misa en compañía de su madre; apeábase de un coche con tan gentil disposición y brío, que no sólo a Lisardo, que la esperaba a la puerta de la iglesia como pobrepara pedirle con los ojos alguna piedad de la mucha riqueza de los suyos, pero a cuantos la miraban acaso o con cuidado robaba el alma. Dos años pasó Lisardo en esta cobardía amorosa, sin osar a más licencia que hacer los ojos lenguas, y el mirar tierno, intérprete de su corazón y papel de su deseo. Al fin de los cuales, un dichoso día vio salir de su casa algún apercibimiento de comida con alborotoy regocijo de unos esclavos, y pregunto a uno dellos, con quien tenía más conocimiento, la causa, le dijo que iban a una huerta Laura y sus padres, donde habían de estar hasta la noche. Tiénelas hermosísimas Sevilla en las riberas de Guadalquivir, río de oro, no en las arenas, que los antiguos daban a Hermo. Pactolo y Tajo, que pintaba Claudino:

No le hartarán con la española arena,
preciosatempestad de claro Tajo,
no las doradas aguas del Pactolo
rubio, ni aunque agotase todo el Hermo,
con tanta sed ardía,3

sino que por él entran tantas ricas flotas, llenas de plata y oro del Nuevo Mundo.
Informado Lisardo del sitio, fletó un barco y con dos criados se anticipó a su viaje y ocupó lo más escondido en la huerta. Llegó con sus padres Laura. Y pensando que de solos los árboles era vista,en sólo el faldellín,4 cubierto de oro, y la pretinilla,5 comenzó a correr por ellos, a la manera que suelen las doncellas el día que el recogimiento de su casa les da licencia del campo.
Caerá vuestra merced fácilmente en este traje, que, si no me engaño, la vi en él un día tan descuidada como Laura, pero no menos hermosa. Ya con esto voy seguro de que no le desagrade a vuestra merced la...
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