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EDITORIAL

Fines de la educación

on frecuencia se pregona, hasta con exceso,
la importancia de la educación para muy diversas
finalidades. Se le atribuye ser el camino para superar la pobreza; también para conseguir ciudadanos capaces de intervenir en los asuntos públicos.
Es muy frecuente la demanda de empresarios, directores de empresa y gerentes para que las escuelas y universidades formentrabajadores dedicados, bien capacitados para resolver problemas,
actualizados y con iniciativa propia. Los grupos
religiosos, y aun los gobernantes, atribuyen a la
escuela la formación moral de niños y jóvenes. En
general, los padres y madres de familia confían en
la educación para habilitar a hijos e hijas para el
trabajo formal y para labrarse la propia vida.
Quizá nunca antes la sociedad y susmiembros
han demandado tanto de la escuela y esperado tanto
de la educación. ¿Es realista la posibilidad de respuesta de la escuela a esta multiplicidad de fines?
No parece, a primera vista. Sin embargo, al consejo editorial de Sinéctica le pareció justo explorar
la pregunta y con esa intención invitamos a nuestros autores de esta entrega a compartir con los
lectores reflexiones relacionadas coneste tema.
Como es usual, recibimos la generosa colaboración de distinguidos educadores en el sentido
amplio de la palabra. Este es el contenido de nuestra sección Mapas. Don Samuel Ruiz nos comparte su convicción de la importancia de la educación para formar la conciencia del país real que
somos, las personas que lo habitamos y las duras
situaciones a las cuales se enfrentan numerosos

gruposvulnerables cuya vida, existencia y circunstancia podrían ser justas si la educación nos formara en ese imperativo. Luis Armando Aguilar,
profesor del doctorado en Filosofía de la Educación del ITESO, recorre las ideas de Hans Georg
Gadamer para hacernos ver la importancia de la
formación en cuanto distinta de la educación, y
sobre todo la centralidad de la conversación para
conseguir las promesas dela escuela asociadas a la
formación de personas humanas, incluso y sobre
todo más allá de la escuela misma. Luis Felipe
Gómez discurre acerca de las finalidades sociales
de la educación y Sylvia Schmelkes reflexiona sobre la finalidad educativa de contribuir a constituir la integración cultural en nuestro país
pluricultural y a la vez sociedad resistente al pluralismo cultural y, por lo tanto, adicha interculturalidad. Juan Campechano nos comparte sus reflexiones sobre la necesidad de formar en valores y
al mismo tiempo en el diálogo inteligente con las
tecnologías. María Martha Collignon contribuye
a la reflexión con su experiencia de muchos años
en educación no formal dirigida a la sexualidad,
quizá uno de los fines educacionales más rezagados en nuestro ambiente todavía machista ysecretista, donde la cultura castiga la libertad y el
conocimiento corporal humano. Luis Adolfo
Orozco, distinguido egresado del ITESO y científico de tiempo completo allende la frontera mexicana, nos participa sus reflexiones suscitadas por
su encuentro con la enseñanza de la ciencia en
México, otro de los fines de la educación tan lar-

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agosto de 2003-enero de 2004

MIGUELBAZDRESCH

agosto de 2003-enero de 2004

gamente proclamado como frustrado. Y para cerrar esta sección, con un afán de contrapunto y
diálogo, Sinéctica le solicitó a Luis Armando Aguilar, filósofo de tiempo completo, una nota sobre las
ideas de Orozco. Quizá nuestra pregunta no tiene
respuestas definitivas y sí más motivos para insistir en la reflexión sobre la factibilidad de los fines
de la educación ysus consecuencias para la escuela.
En este número inauguramos La Bitácora, que
en esta ocasión nos presenta una experiencias acerca de cómo transformar la práctica educativa,
mejor, sobre los efectos en los maestros decididos
a recorrer el camino necesario para resolver la inconformidad con su quehacer educativo en el aula.
Nuestros lectores maestros tienen aquí la oportunidad de dialogar con...