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Años después, ya viviendo en Francia, tuve una noche una larga conversación sobre París con Julio Cortázar, que amaba también esta ciudad y que declaróalguna vez que la había elegido “porque no ser nadie en una ciudad que lo era todo era mil veces preferible a lo contrario (…)Así como uno elige a una mujer y es elegido o no por ella, pasa con lasciudades”, decía Cortázar. “Nosotros elegimos París y París nos eligió”.
[En Travesuras de la niña mala creo que dejo bien reflejado este amor mío por París, además de por otras ciudades]
El pez en elagua
TRAVESURAS DE LA NIÑA MALA
En el Perú, De la Puente, Lobatón y los demás habían tendido redes urbanas de apoyo, formado equipos médicos, instalado en los campamentos estaciones de radio, asícomo escondites dispersos para el parque y los explosivos. Los contactos con los sindicatos campesinos, sobre todo en el Cusco, eran excelentes y esperaban que, una vez iniciada la rebelión, muchoscomuneros se incorporaran a la lucha. Hablaba con alegría, convencido de lo que decía , con seguridad, exaltado. Yo no podía disimular mi tristeza.
Ya sé que no me crees nada, don incrédulo – murmuró alfin.
Te juro que nada me gustaría más que creerte, Paúl.
Y tener el entusiasmo que tú.
Él asintió, observándome con su afectuosa sonrisa de luna
llena.
¿Y tú? – me preguntó, cogiéndome del brazo-. ¿Túqué, mi
viejo?
Yo, nada – le respondí-. Yo, aquí, de traductor de la
UNESCO, en París.
Vaciló un momento, temeroso de que lo que iba a decir
pudiera lastimarme. Era una pregunta que, sin duda, habíaestado comiéndole la lengua hacía tiempo.
¿Eso es lo que quieres ser en la vida? ¿Nada más que eso?
Todos lo que vienen a París aspiran a ser pintores, escritores, músicos, actores, directores de...
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