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Páginas: 7 (1691 palabras) Publicado: 4 de diciembre de 2014
La confusión: El estigma de nuestros días
Vivimos una época donde reina la confusión. Desde que en el siglo pasado, el filósofo alemán F. Nietzche decretó la muerte de Dios, nunca se había sentido tanto como hoy la necesidad de creer en algo.
Quizás es porque en el presente más que en el ayer la sociedad está llegando a ser tan plenamente consciente de su propia mentira, de su hipocresía, de larotunda falsedad de sus propios cimientos constituyentes.
A pesar de lo que muchos de los científicos que profesan desde el interior de las llamadas "Ciencias del Hombre" puedan decirnos, entiéndase, puedan hacernos creer, por no decir "obligarnos a", la historia de la Humanidad no es, ni ha sido, ni será un proceso lineal, continuo, de un estado inferior y primitivo a un nivel superior ycaracterizado por el "progreso".
Muy por el contrario, dicha historia humana se nueve de manera discontinua; está hecha de saltos y caídas a través de toda una serie de procesos cíclicos de nacimiento, crecimiento, declinación y muerte.
Pero a diferencia del resto de los organismos ésta última etapa, la muerte, puede consistir en lo que todos concebimos como tal y que es la total desaparición de algoen su plena extinción, o por el contrario, puede consistir en una "trans-formación", en una "re-producción", en una "re-generación" en donde una nueva civilización "re-nace" a punto de partida de las cenizas de una ya agonizante, a semejanza de como el Ave Fénix lo hace de sus cenizas.
Pues bien, los grandes y celebérrimos científicos de antaño están demostrando hoy ser falsos profetas,vendedores de una magra ilusión en torno a un porvenir sin futuro, de un
pseudo-progreso. "La Ciencia", otrora dios único de la monoteísta civilización occidental, ha mostrado ser un ídolo con pies de barro.
Tiempo ha que cedimos toda la autor-idad a "la ciencia" y hoy es ella misma la que con pavor nos dice que pusimos nuestra fe en algo erróneo, falso, fantasmagórico. A los científicos les dimos laplena responsabilidad de de-velar, de des-cubrir los misterios de la Creación, mientras que nosotros nos reservamos la rutina cotidiana de una vida sin cerebro. (Nos referimos obviamente al cientificismo positivista más que a la ciencia en su pleno sentido etimológico de "saber").
En su momento los científicos aceptaron, no si gran arrogancia, su misión. Nosotros, por el contrario, con una humildadque raya en la sumisión, escogimos representar un papel de impotencia frente a la continua complejidad de la "ciencia moderna" y a la cada vez más avasallante amplitud de la tecnología.
Pero hoy, al cabo de tres siglos, los científicos vuelven hacia nosotros y nos dicen -aunque sin admitirlo plenamente- que han fallado en su tarea. Nos manifiestan que la realidad no existe tal como nosotroscreemos, que es tan sólo una proyección mental, una creación nuestra. Repiten, aunque sin querer afrontarlo, una significación del más pleno misticismo tanto oriental como occidental, ejemplificado en las sabias palabras de Buda cuando expresó: "Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos hacemos el mundo". 0 como más contemporáneamente, el brujoyaqui don Juan dijera a Carlos Castaneda: "Sostenemos el mundo con nuestro diálogo interno".
Esto nos conduce a la sensación de que el suelo sobre el cual creíamos estar firmemente apoyados se disuelve, cede ante nuestros pies y tan sólo queda la nada. 0 aún peor, ni siquiera queda nada. Ello conlleva el angustioso sentimiento de que hemos sido engañados, de que no podemos creer en nadie salvo ennosotros mismos, en nuestra propia experiencia e intuición, en nuestro "awareness" como dirían los gestaltistas, pero lamentablemente no hemos sido educados para ello.
De ahí nuestro gradual y progresivo proceso de disociación esquizofrénica y esquizofrenizante que vamos experimentando y del que vamos siendo (sintiéndonos) víctimas por parte de una sociedad que presenta similar aunque mayor...
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