Achilli
Elena Libia Achilli (**)
INTRODUCCIÓN
En los últimos años la investigación social ha comenzado a cuestionarse dado la insatisfacción provocada por sus resultados. Las mismas, aún desde el enfoques teóricos distintos, son planteadas desde una perspectiva positivista que en lo general trata a los fenómenos sociales con criterios válidospara las ciencias naturales1.
Esta situación despertó una serie de problematizaciones que estimuló una búsqueda hacia nuevas opciones teóricas metodológicas para la investigación social. No obstante, esas mismas inquietudes, en algunos casos, circunscribió una polémica que plantea una polarización –que consideramos falsa- entre investigaciones “cuantitativas” versus investigaciones “cualitativas”.En el caso de América Latina, el intento de reformulación teórica tiene que ver, de alguna manera, con el particular contexto histórico vivido en varios países donde se desarrollo la preocupación por entender y explicar la incidencia de la implantación de los modelos autoritarios sobre distintos aspectos de la vida cotidiana y la necesidad de construir posibles alternativas de “cambios”democráticos.
En este sentido surge un interés por investigaciones que dieran cuenta de determinadas especificidades que: no son comprendidas con algunas generalizaciones de tipo “macro”, y que pueden sí, ser aprehendidas por estudios intensivos que capten además las condiciones objetivas, la significación y el sentido que tales condiciones, cruzadas en complejas situaciones sociales, adquieren para lossujetos involucrados.
De ahí que, confluyan o no, distintos enfoques teóricos y recursos técnicos metodológicos, que se aportan desde las distintas ciencias sociales. Entre tales opciones teóricas pueden diferenciarse una heterogénea gama de inspiración, algunas de las cuales, como decíamos, pueden confluir, otras son rechazadas, otras recreadas. Las mismas van desde Gramsci, los teóricos deFrancfurt, la fenomenología social de Berger y Luckman, que a su vez tiene una ecléctica base teórica en Schutz, Marx, Durkheim, Weber, Husserl, el interaccionismo simbólico de George Mead, los reproductivistas Bourdieu y Passeron, Agnes Heller, pasando por Lacan y Foucault.
Es en esta perspectiva como se introducen también trabajos en los que se ubica a la etnografía como una alternativa, losque fundamentándola desde lo teórico de manera diferencial, por lo general, la reducen a una mera técnica o cuanto más a un método.
Por lo tanto el objetivo básico de esta ponencia es el de explicitar a la etnografía como el específico trabajo antropológico, tendiente a la construcción de conocimientos sobre los fenómenos de la vida social. Es decir, que la entendemos como un enfoque particular– el antropológico- dirigido a desentrañar y construir tramas y redes sociales, que si bien son trabajadas a escala de lo particular, están surcadas desde lo general de manera específica. Enfoque, que como veremos trasciende lo meramente técnico.
Esta revalorización de un enfoque antropológico para la investigación social, se vincula en nuestro caso, con consideraciones teóricas- metodológicasque intentan dar cuenta sobre los aspectos de la vida cotidiana, que por tan familiares y obvios no se los registra ni se reflexiona sobre los mismos. De modo que, es como recuperar un lenguaje que de lo contrario se pierde, el que nos pude brindar pistas para la construcción de nuevos conocimientos, como así también, para la elaboración de propuestas de acción en concreto
DESDE LA ETNOGRAFIA ALA ANTROPOLOGÍA.
Si bien muchas investigaciones que intentan trabajar distintos aspectos sociales desde una perspectiva intensiva, en polémica con la “investigación tradicional”2, caracterizan su enfoque como etnográfico, preferimos hablar de “enfoque antropológico” ya que, tal como lo entendemos, significa re-valorar, con consideraciones teóricas y metodológicas, el trabajo original del...
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