Ambientalismo

No deja de ser curioso que el primer apartado de La teoría de los climas y orígenes del ambientalismo de Luis Urteaga, artículo que comienza con las citas ilustracionistas del conde de Buffon y del barón de Montesquieu, se ocupe de recuperar la relación que el hombre ha intentado desde antiguo tener con el medio en el que convive y las consecuencias que de ello se desprendían. No existe la másmínima duda de que, en sus Tratados, Hipócrates desarrolló este tipo de relaciones al igual que lo hicieron en el XVIII Montesquieu y Buffon, y que esta referencia griega tiene un componente claramente historicista que sirve para demostrar la importancia que ha existido siempre en encontrar respuestas en un medio conocido y cercano a las circunstancias varias que rodean al hombre. Ahora bien, existeen la obra de Hipócrates un componente –llamémosle- poco empírico que no puede estar más alejado de la metodología deductiva que imperó en la Francia de las luces, y que sus protagonistas tomaron, casi siempre, por bandera.
Concretamente Urteaga utiliza el comienzo del capítulo titulado Sobre los aires, aguas y lugares para destacar una serie de reglas codificadas ya por el médico de Cos enlas que las diferencias entre hombres de distintas regiones se debían precisamente a que pertenecían a distintas regiones, a su diferencia de temperamento, en gran medida modelado por la región de la que era oriundo, y que estos elementos diferenciadores podían ser estudiados y catalogados para proceder a su estudio y puesta en práctica con fines curativos. Literalmente se dice que "el que quierainvestigar con buen sentido el arte médico, debe hacer lo siguiente: en primer lugar, estudiar detenidamente las estaciones del año y su influjo respectivo y en que difieren entre si en si mismas y en sus propias variaciones; en segundo lugar, la importancia de los vientos cálidos o fríos, principalmente los comunes a todo el mundo y luego los peculiares de una región determinada; es igualmentepreciso el conocimiento de las aguas y sus propiedades, que son bien diferentes, como lo son su sabor y su peso", para después continuar "pues quien conozca bien estos datos al llegar por primera vez a una ciudad desconocida no ignorará las enfermedades endémicas ni la naturaleza de las que allí son comunes". No deja de existir en todo este planteamiento un cierto conocimiento in docto basado en laparticularización de saberes generales concebidos a priori. Más adelante, en el mismo capítulo de Sobre los aires, las aguas y lugares, no citado en el artículo, Hipócrates entiende como propio de las ciudades expuestas a vientos calientes “que sus habitantes tengan la cabeza húmeda y llena de flema, y se le trastornen frecuentemente los intestinos, a causa de la flema que fluye hacia ellosprocedente de la cabeza” y que “las enfermedades típicas de aquí son las siguientes: en primer lugar, las mujeres son enfermizas y propensas a flujos, y, además, muchas son estériles por enfermedad, no por naturaleza, y abortan con frecuencia. A los niños les sobrevienen espasmos, asmas y la afección que, según se cree, la causa una divinidad y es sagrada”. El primer entrecomillado es interesante apartir de una nota existente en la edición de 2007 de los Tratados de Hipócrates de Gredos donde se explica que “puede pensarse que, en los caps. 3 y 4, junto a múltiples y precisas observaciones de primera mano, encontramos, asimismo, huellas de un sistema teórico preconcebido que no cuadra bien con los presupuestos de otros tratados hipocráticos. Así, la afirmación de que las ciudades expuesta avientos calientes favorecen la flema, parece desprenderse de que esos vientos traen la lluvia, lo que endría a coincidir, a su vez, con la condición húmeda de tal humor, Pero no deja de haber un cierto contrasentido, si comparamos el pasaje con otros escritos donde se nos dice que la flema es el humor más frío”, así que sería un texto con poco sentido si se quisiese ver desde un punto de vista...