Análisis de "el dinosaurio" de monterroso

Análisis de “El dinosaurio”, de Augusto Monterroso

La lectura de este cuento siempre deja más inquietudes que respuestas. Uno termina de leer y son muchas las preguntas: ¿esto es un cuento?, ¿quién despertó?, ¿quién narra?, ¿cuál es la relación entre el dinosaurio y quien despierta?, ¿en qué contexto se desarrolla la historia?, ¿se puede asumir literalmente el texto o se trata de una “tomadurade pelo” de Monterroso?, ¿qué más pasa después del punto final?, etc.
Sin dudas, es un cuento: hay historia, argumento, una relación dinámica entre los personajes, un narrador y, lo más importante, un manejo del lenguaje que pone límites espacio-temporales desconocidos a la historia a la vez que contribuye a exacerbar las interrogantes del lector. Es un cuento estructurado a partir de unaalusión intratextual que le da la libertad y la responsabilidad al lector de imaginar un ambiente, un clímax y un desenlace. Sin embargo, el lector no puede cerrar el significado del texto, porque no lo quiere el narrador, que no da los elementos suficientes para que tal cosa ocurra.
No se sabe quién narra, pero es claro que se trata de un narrador omnisciente, que organiza la información dejando verque conoce a ambos personajes, que los “observa” desde su posición privilegiada que le permite adoptar un tono enfático, casi sentencioso.
Cuando Augusto Monterroso dijo en una entrevista que era una novela, no un cuento, estaba remitiendo abiertamente a la clásica cuestión de qué es literatura, qué determina que un texto sea literario o que pertenezca a un subgénero (cuento) u otro (novela).Entonces, ¿la extensión es un factor concluyente a la hora de clasificar un texto? y ¿es necesario entrar en clasificaciones? Todo lleva a una pregunta histórica entre los postmodernos: dónde están las fronteras de lo literario y, más específicamente, de los géneros o subgéneros. Todo lleva a esas “respuestas” irónicas que dan los textos monterrosianos: acaso importa cuáles son y dónde están esasfronteras, cuál es el fin de la literatura. La respuesta es clara: no importa dónde están las fronteras, sino cuestionarse dónde están; porque el acto de cuestionar en ya de por sí un acto de resistencia.
“El dinosaurio” constituye un acto de resistencia; resistencia frente a las formas clásicas que adopta la literatura, resistencia frente a la producción hegemónica discursiva en la que el autor yel lector tienen tareas asignadas que difícilmente pueden esquivar. Así, una de las lecturas del cuento apunta directamente a las bases de la literatura como institución cultural: el escritor no representa en este caso la sabiduría (el narrador no tiene la última palabra) y al lector le corresponde divertirse (de eso se trata cualquier acción de lectura), apropiarse de un rol activo que iráaprehendiendo en la medida que toma consciencia de que su papel (el de lector/receptor) está en crisis, es vulnerable al juego impuesto por el narrador (sin nunca perder de vista que el autor está detrás de toda la estrategia discursiva).
Barthes, Iser, Jauss y Eco, entre otros, teorizan sobre la tríada escritor/lector/tradición literaria. Ahora, “El dinosaurio” la retoma en una reflexióncontestataria que obliga de manera sutil al lector a actualizar un texto que literalmente es una oración y convertirlo en un discurso sobre la literatura, los géneros literarios, los destinos de la humanidad (esto se explicará más adelante), etc. Entonces, el cuento “dice” más del lector que del narrador ‒y esta es una de sus genialidades: todo lo que dice sin decirlo a partir de las omisiones- y este lectorestá siendo retado continuamente por el narrador. El gran reto le exige decodificar un discurso que ya desde los personajes resulta demasiado extraño (un dinosaurio-los dinosaurios ya están extinguidos). Por ende, el lector tiene que estar bien informado, bien leído, tiene que tener suficientes competencias lingüísticas y culturales para acceder a un escrito a simple vista sencillo, pero de...