Anecdota

Páginas: 6 (1302 palabras) Publicado: 18 de septiembre de 2013
Un día de tantos Adrián, mi único hijo, decidió encerrarse en su cuarto. Había perdido algunas materias en el colegio y le habíamos llamado la atención. Nos escuchó a su mamá y a mi sin decir palabra. Después de que terminamos de hablar se fue a su cuarto y jugó videojuegos en línea toda la noche. Al día siguiente no fue al colegio  y no volvió a salir para nada más que ir al baño. Pedía que sele llevara comida a su cuarto y apenas nos dirigía la palabra o respondía con monosílabos. Yo ya había escuchado de los hikikomoris, esos jóvenes japoneses que se encierran para no volver a salir. Cuando se cumplió un mes de su encierro, empecé a preocuparme de veras.
Muchos adolescentes al molestarse gritan, se ponen rebeldes, se enojan. Es normal. Pero Adrián nunca fue agresivo, y hasta dondeyo recuerdo, tuvo una niñez feliz y si bien nunca fue un alumno destacado, ganaba los cursos sin mayor esfuerzo. Por eso nos sorpendió a su mamá y a mí que perdiera varias materias de repente. Al principio pensé que nos estaba castigando por haberlo regañado, y le dije desde afuera que esa manera de castigarnos me parecía demasiado y que no tenía razón.
—No es sólo eso, papá. Tengo miedo —me dijodespués de insistir.
Por más que quise sacarle más información no pude. Le pasé notas por debajo de la puerta, le envié emails, mensajes de texto, todo lo que se me ocurrió. No decía nada más. ¿Miedo a qué? ¿Por qué? ¿Qué fue lo que te decidió a encerrarte? ¿Cuándo saldrás? Te quiero, hijo. Después de algún tiempo tratando de comunicarme, desistí. Quizá no debí hacerlo.
Mientras tanto yo leía eninternet todo lo que se podía acerca de los hikikomoris. Pasaron varias semanas y cuando cumplió dos meses de estar encerrado, supe que definitivamente tenía un hikikomori en casa. Del colegio llamaron varias veces, y les dijimos que pronto volvería. Un par de amigos de Adrián al verme por la calle preguntaron por él. Dije que había ido a visitar a sus abuelos en México. Con ellos tampoco secomunicaba.
Adrián se las arreglaba para salir al baño y ducharse cuando nadie estaba en casa. Sacaba la basura de su cuarto y los platos de comida. Al contrario de muchos de los casos de hikikomoris de la web, era aseado. Ese detalle era un alivio. Mi hijo se entretenía jugando videojuegos, viendo series y películas y navegando en la web. Supe que se había comunicado con un amigo del colegio y quesus compañeros de clase estaban enterados de su encierro voluntario. Pero no sabían nada más. Indagué en el colegio sobre su comportamiento, pero dijeron que era un muchacho normal, aunque algo tímido. Sus compañeros de clase se expresaron bien de él, según sus maestros no había acoso por parte de ninguno porque Adrián nunca se dejó de nadie.
Los vecinos, la familia y los amigos nos preguntabanpor él. Mentíamos todo lo que podíamos, pero cuesta trabajo hacer que las mentiras cuadren y siempre había alguien que lograba sacarnos qué estaba pasando. No es que me diera vergüenza, es que cuando uno tiene un problema raro, o poco común, la gente cree saber cuál es la solución a tus problemas y te lo dice sin que se lo pidás. Y en muchas ocasiones sus grandes ideas no son más que tremendasestupideces.
Al cuarto mes de encierro decidí quitarle el cable e internet. Pensé en que al menos tendría una reacción, aunque fuera violenta, pero reacción al fin. Sin embargo no dijo nada. Siguió con los videojuegos, y en sus salidas furtivas por la noche o cuando no había nadie en casa, sacó libros de la biblioteca para leer en su encierro. A veces se desaparecía mi kindle.
Después intentamos conla comida. Le dijimos que ya no le llevaríamos comida y que para comer tendría que salir de su encierro. Vaciamos el refrigerador y las alacenas para evitar que en sus salidas tomara comida. No dijo nada. Simplemente no comía. Al tercer día su mamá no aguantó más y le pasó comida.
—Gracias mamá. No quiero salir, el miedo sigue ahí. Te quiero.
Mi mujer regresó llorando y me hizo prometer que...
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