Antologia

Páginas: 98 (24390 palabras) Publicado: 10 de octubre de 2011
Nombre completo
Gabriel José de la Concordia García Márquez
Nacimiento 6 de marzo de 1927(83 años). Aracataca, Colombia

Seudónimo
Gabo
Ocupación escritor, periodista, editor,guionista

Nacionalidad colombiano
Género novela y cuento
Movimientos Boom latinoamericano, realismo magico
Cónyuge Mercedes Barcha Pardo
Descendencia Rodrigo García Barcha, Gonzalo García Barcha

Firma------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
La viuda de Montiel
Cuando murió don José Montiel, todo el mundo se sintió vengado, menos su viuda; pero se necesitaron varias horas para que todo el mundo creyera que en verdad había muerto. Muchos lo seguían poniendo en duda después de ver el cadáver en cámaraardiente, embutido con almohadas y sábanas de lino dentro de una caja amarilla y abombada como un melón. Estaba muy bien afeitado, vestido de blanco y con botas de charol, y tenía tan buen semblante que nunca pareció tan vivo como entonces. Era el mismo don Chepe Montiel de los domingos, oyendo misa de ocho, sólo que en lugar de la fusta tenía un crucifijo entre las manos.
Fue preciso que atornillaran latapa del ataúd y que lo emparedaran en el aparatoso mausoleo familiar, para que el pueblo entero se convenciera de que no se estaba haciendo el muerto.
Después del entierro, lo único que a todos pareció increíble, menos a su viuda, fue que José Montiel hubiera muerto de muerte natural. Mientras todo el mundo esperaba que lo acribillaran por la espalda en una emboscada, su viuda estaba segura deverlo morir de viejo en su cama, confesado y sin agonía, como un santo moderno.
Se equivocó apenas en algunos detalles. José Montiel murió en su hamaca, un miércoles a las dos de la tarde, a consecuencia de la rabieta que el médico le había prohibido. Pero su esposa esperaba también que todo el pueblo asistiera al entierro y que la casa fuera pequeña para recibir tantas flores. Sin embargo, sóloasistieron sus copartidarios y las congregaciones religiosas, y no se recibieron más coronas que las de la administración municipal. Su hijo
–desde su puesto consular de Alemania– y sus dos hijas, desde París, mandaron telegramas de tres páginas.
Se veía que los habían redactado de pie, con la tinta multitudinaria de la oficina de correos, y que habían roto muchos formularios antes deencontrar 20 dólares de palabras. Ninguno prometía regresar. Aquella noche, a los 62 años, mientras lloraba contra la almohada en que recostó la cabeza el hombre que la había hecho feliz, la viuda de Montiel conoció por primera vez el sabor de un resentimiento. “Me encerraré para siempre”, pensaba. “Para mí, es como si me hubieran metido en el mismo cajón de José Montiel. No quiero saber nada más de estemundo”. Era sincera.
Aquella mujer frágil, lacerada por la superstición, casada a los 20 años por voluntad de sus padres con el único pretendiente que le permitieron ver a menos de 10 metros de distancia, no había estado nunca en contacto directo con la realidad. Tres días después de que sacaron de la casa el cadáver de su marido, comprendió a través de las lágrimas que debía reaccionar, pero nopudo encontrar el rumbo de su nueva vida. Era necesario empezar por el principio.
Entre los innumerables secretos que José Montiel se había llevado a la tumba, se fue enredada
la combinación de la caja fuerte.
El alcalde se ocupó del problema. Hizo poner la caja en el patio, apoyada al paredón, y dos agentes de la policía dispararon sus fusiles contra la cerradura. Durante toda una mañana, laviuda oyó desde el dormitorio las descargas cerradas y sucesivas ordenadas a gritos por el alcalde. “Esto era lo último que faltaba”, pensó. “Cinco años rogando a Dios que se acaben los tiros, y ahora tengo que agradecer que disparen dentro de mi casa”. Aquel día hizo un esfuerzo de concentración, llamando a la muerte, pero nadie le respondió. Empezaba a dormirse cuando una tremenda explosión...
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