ANTONY LEEUWENHOEK EL PRIMER CAZADOR DE MICROBIOS

Páginas: 5 (1101 palabras) Publicado: 15 de enero de 2014
ANTONY LEEUWENHOEK
EL PRIMER CAZADOR DE MICROBIOS
I
La vida de Leeuwenhoek es casi tan desconocida como lo eran en su tiempo los fantásticamente diminutos animales y plantas que él descubrió. Esta es la vida del primer cazador de microbios.
En su lucha por registrar este microcosmos no vacilan en jugarse la vida. Sus aventuras están llenas de intentos fallidos, de errores y falsasesperanzas. Algunos de ellos, los más osados, perecieron víctimas de los mortíferos microorganismos que afanosamente estudiaban. Para muchos la gloria lograda por sus esfuerzos fue vana o ínfima.
Antonio van Leeuwenhoek nació en 1632, entre los azules molinos de viento, las pequeñas calles y los amplios canales de Delft, Holanda.
Visitando las tiendas de óptica aprendió los rudimentos necesarios paratallar lentes; frecuentó el trato con alquimistas y boticarios, de los que observó sus métodos secretos para obtener metales de los minerales, y empezó a iniciarse en el arte de los orfebres.

II
Leeuwenhoek. Miraba y remiraba, una y cien veces, este aguijón de abeja o aquella pata de piojo; durante meses enteros dejaba clavadas muestras en la aguja de su extraño microscopio, y para poder observarotras cosas se vio precisado a fabricar cientos de microscopios. Así podía volver a examinar los primeros especímenes y confrontar cuidadosamente el resultado de las nuevas observaciones.

Durante veinte años, trabajó en completo aislamiento. En aquel tiempo, la segunda mitad del siglo XVII, surgían nuevos movimientos en todo el mundo. En Inglaterra, Francia e Italia, hombres singularescomenzaban a dudar de aquello que hasta entonces era considerado como verdad.

III

Ya he dicho que Leeuwenhoek era un hombre muy desconfiado. Tan enormemente pequeños y extraños eran aquellos animalitos, que no le parecían verdaderos; por lo que los observó hasta que las manos se le acalambraron de tanto sostener el microscopio y los ojos se le enrojecieron de tanto fijar la vista. Pero era cierto.Vio de nuevo aquellos seres, y no sólo una especie, sino otra mayor que la primera, Descubrió una tercera especie y una cuarta, tan pequeña que no pudo discernir su forma.
Este hombre, que aparentemente trabajaba sin plan ni método, era muy perspicaz. Nunca se lanzó a teorizar, pero era un mago en mediciones. La dificultad estaba en conseguir una medida para objetos tan pequeños.
Leeuwenhoekcreía en Dios con el mismo fervor que cualquier holandés del siglo XVII; siempre mencionaba a Dios como el Creador del Universo, y no sólo creía en él, sino que lo admiraba desde el fondo de su corazón.

Leeuwenhoek lavó cuidadosamente un vaso, lo secó y lo puso debajo del canalón del tejado; tomó una gotita en uno de sus tubos capilares y corrió a examinarla bajo el microscopio... ¡Sí! Allí seencontraban nadando unos cuantos bichejos... «¡Existen hasta en el agua de lluvia reciente!» Pero, en realidad, no había probado nada, pues quizá vivieran en el canalón, y el agua les arrastrara... Entonces tomó un plato grande de porcelana, «esmaltado de azul en el interior», lo limpió esmeradamente y, saliendo a la lluvia, lo colocó encima de un gran cajón, cerciorándose de que las gotas de lluviano salpicaran lodo dentro del plato; tiró la primera agua para que la limpieza del recipiente fuera absoluta, y después recogió en sus delgados tubitos unas gotas, regresando a su laboratorio... «Lo he demostrado. Esta agua no contiene ni un solo bicho.

IV
Aquellos animalillos se encontraban en todas partes. Leeuwenhoek refirió a la Real Sociedad cómo hasta en su propia boca había encontradouna multitud de aquellos seres su visibles.
Para este hombre, todo lo que caía en sus manos era objeto de experimentación, hasta su misma persona. Cansado de sus largas observaciones, salió a dar un paseo bajo los enormes árboles que dejaban caer sus hojas amarillentas en los espejos obscuros de los canales.
Los cazadores modernos —si es que disponen de tiempo para estudiar los escritos de...
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