ARGAN

ARGAN, solo en su alcoba y sentado a una mesa, ajusta con guitones las cuentas del boticario. Conversando consigo mismo, platica de este modo:
ARGAN. –"Dia 27,un jarabe soñoliento, destinado a dormir al señor, siete reales." De esta partida no me puedo quejar, porque, en efecto, dormí a pierna suelta... ." ¡Ah, esto es ya una burla! 
"Item, en el día 28, una toma de suero clarificado yazucarado, para dulcificar y refrescar la sangre del señor, veinte."¡Abusando de este modo, no habrá nadie que quiera estar enfermo!... Conformaos con doce reales... Tres y dos cinco, y cinco, diez, y diez, veinte... Doscientos veintitrés reales, cuarenta céntimos.¡Ahora me explico por qué no me encuentro este mes tan bien como el pasado! Tres y dos cinco, y cinco, diez, y diez más, veinte...
(Llamando aAntonia)¡A ver! Que se lleven todo esto de aquí... ¿No hay nadie?... ¡Por más que digo, siempre me han de dejar solo!... (Toca una campanilla.)   ¡Están sordos!... ¡Antonia! (Toca.) (Deja la campanilla y grita.) ¡Tilín, tilín, tilín! ¡Pícaros de todos los diablos! ¿Es posible que abandonen de este modo a un pobre enfermo? ¡Tilín, tilín, tilín!...¡Tilín, tilín, tilín! ¡Dios mío, me dejan morirsolo! ¡Tilín, tilín, tilín!
ESCENA III
ANTONIA (Entrando). - ¡Ya va! (Fingiendo haberse dado un golpe en la frente).
ARGAN (Furioso) -¡Traidora!
ANTONIA (Sin dejar de quejarse Para interrumpirle e impedir que grite). - ¡Ay!
ARGAN. - ¡Hace una hora que me has abandonado!
ANTONIA. - ¡Ay, ay!
ANTONIA. - Y yo me he roto la cabeza; una cosa por la otra. Estamos en paz.
ARGAN. - ¡Cómo, infame!ANTONIA (Insistiendo en su propósito de no dejarle hablar). - ¡Ay, ay, ay!
ARGAN. - Quítame esto, granuja, quítame esto. (Se levanta.) 
ESCENA IV
ARGAN (Sentándose). -Ahora, hija mía, te voy a dar una noticia que seguramente te tomará de nuevas. Me han pedido tu mano. ¿Qué es eso?... ¿Te ríes? ¡Oh! Ya veo bien claro que no tengo para qué preguntarte si te quieres casar.
ANGÉLICA. - Mi único deseo esobedecerte, padre mío.
ARGAN. - Hemos confirmado el asunto y ya estás prometida.
ARGAN. -Aun no conozco a tu futuro; pero me afirman que quedaré satisfecho y tú también.
ANGÉLICA. -Seguramente, padre mío.
ARGAN. -¿Cómo? ¿Tú le has visto?
ANGÉLICA. -Puesto que tu consentimiento me autoriza a abrir mi corazón, no ocultaré que hace seis días el amor nos puso frente a frente.
ARGAN. -No me habían dicho nada,pero me alegro. Según parece, se trata de un buen mozo.
ANGÉLICA. -Sí, padre mío.
ARGAN. -De aspecto simpático.
ANGÉLICA. -Ya lo creo.
ARGAN. -Honrado.
ANGÉLICA. -Como el que más.
ARGAN. -Que habla el latín y el griego a maravilla.
ANGÉLICA. -Eso no lo sabía yo.
ARGAN. -Y que dentro de tres días será recibido de médico.
ANGÉLICA. -¿Médico, padre mío? ¿Quién te lo ha dicho?
ARGAN. -El señorDiafoirus.
ANGÉLICA. -¿Lo conoce el señor Diafoirus?
ARGAN. -No lo ha de conocer, si es su hijo.
ANGÉLICA. -¿Cleonte hijo de Diafoirus?
ARGAN. -¿Quién es ese Cleonte? Hablamos del joven que ha pedido tu mano.
ANGÉLICA. -¡Claro!
ARGAN. -Que es hijo de el señor Diafoirus, médico también. Ese joven se llama Tomás, y no Cleonte. Mañana mismo vendrá el padre a hacer la presentación de tu futuro. ¿Por quépones esa cara de asombro?
ANGÉLICA. -Porque tu hablabas de una persona y yo me refería a otra.
ARGAN. – Vasta de palabras aras lo que yo digo o te iras a un convento. Además necesito a un medico en la familia.
ANTONIA. – Pero ¿Esta realmente usted enfermo?.
(Sale Antonia y Angélica ) .

ANTONIA y CLEONTE
ANTONIA. -¿Qué desea el señor?
CLEONTE. -¿Lo que deseo?
ANTONIA. -¡Ah, tu eres Cleonte !...¡Qué sorpresa! ¿Qué venienes a hacer aquí?
CLEONTE. -A saber cuál es mi destino; a hablar con Angélica; a consultar los sentimientos de su corazón y conocer su propósito sobre ese matrimonio fatal de que me han dicho.
ANTONIA. -Sí; pero no es tan fácil hablar con la señorita. Es preciso idear una mentira, porque ya sabéis la estrecha vigilancia en que vive, sin que se le permita salir, ni hablar...