Arte de
Cómo ha pasado el tiempo, ¿verdad? y cómo hemos cambiado... no en la esencia, pero sí en las circunstancias y en la forma de querernos y de necesitarnos. Tú ya me entiendes, ¿para qué darle más vueltas, si esto ya no tiene arreglo?
Todo esto cambió un día. No sabría precisar cuál; yo tequería, como te sigo queriendo aún, y por eso lo justificaba todo y me decía a mí misma que estabas demasiado ocupado, que tu otra vida pesaba como un lastre en tu día a día y que todo el tiempo que pasábamos juntos, por poco que fuera, era un regalo...
No sé cuándo pasé de no verte a empezar a hacerme invisible en tu vida. Tus mensajes eran continuas despedidas que decorabas con las mismas excusasmil veces, y yo te creía, o tan sólo quería creerte.
No era así como lo había imaginado, quiero decir, nunca había deseado que llegase ese instante...pero sucedió, se deshizo nuestra relación. Nos dijimos, adiós. Lo que no puedo precisar es el momento en que todo se derrumbó.
¿Fue cediendo paulatinamente en silencio, o bien se sostuvo hasta el fin con la misma tenacidad o se desmorono degolpe al comprender que no podría sostener el peso por más tiempo? Quizá la conciencia supo cuando apareció la señal, la grieta y llego el final, comprendo que lo inevitable había ocurrido mucho antes de que se manifestara, así al modo que cuando muere un amor sabemos, si queremos saber, que había muerto hacía tiempo, pero no lo quisimos (o no supimos) verlo.
Al final se ha acabado ese estadoextraño en el que se juntaban los últimos minutos de tus besos y los primeros de tu ausencia. Ya sólo quedan los segundos, que no son segundos, sino horas comprimidas en un minuto. Y yo, que nunca he sabido llorar bien, he venido en el transmilenio con los ojos humedecidos a ratos, cuando he pensado sin querer en el treinta de Julio.
He venido recordando momentos indefinidos, ajena al fin de nuestrosdías juntos, aun pensando que nuestra piel seguiría pegada, porque es nuestra, ni tuya ni mía; y en eso, se me cayeron un par de “te amo”
Debo decir que no me gusta sentir golpes en el pecho y menos cuando el golpe es tu nombre. Eso me hace sentir deshabitada, quisquillosa, molesta, ausente…
No se si es costumbre, cuando el amor se viste de sueños inalcanzables, pero entregue demasiado ysiento que me quede sin nada. Por eso cansada me detengo y pienso si esto es lo que merecemos, hoy debo decirte adiós y por medio de una carta, ¡Cobardía!, dirás. Es posible, pero, ¿de quién? ¿Tuya? ¿Mía?
La culpa fue de los prefijos. Dejamos que se fueran posando en algunas palabras de nuestro idioma, y acabaron adueñándose de lo más íntimo del diccionario que habíamos creado juntos. Permitimosque se escapara la emoción que sentíamos al escucharnos, conseguimos que nuestras miradas llegaran a encontrarse diferentes. Cambiamos la ilusión por la des-ilusión. Dejamos la puerta abierta a la monotonía. Nos conformamos con horas por Facebook de romanticismo, convertimos lo nuestro en simulacro.
Cambiamos el vivir por el sobre-vivir. Nuestros sentidos se volvieron perezosos, tu cuerpo y elmío se convirtieron en extraños, la lastima vino a acompañarnos. Cambiamos la pasión por la com-pasión. Y llegó la hora del reproche, intercambiamos nuestras culpas. Nos quedó el consuelo para tontos, el rencor. Cambiamos el sentimiento por el re-sentimiento. Asistimos impasibles a la catástrofe y, cuando quisimos darnos cuenta, era demasiado tarde.Cambiamos el amor por el des-amor.
Me...
Regístrate para leer el documento completo.