Artistas mujeres latinoamericanas

Artistas mujeres en Latinoamérica

I. INTRODUCCIÓN.
La modernidad en las artistas latinoamericanas.
El presente trabajo se origina en un interés por conocer la manera en que las obras de distintas artistas latinoamericanas dieron forma a la transición del arte moderno en la América Latina del siglo XX, y cómo a partir del legado que dejaron estas artistas se puede construir la narrativa deartistas de finales del XX y principios del siglo XXI. Mi interés particular se enfoca en la obra de la artista mexicana Mónica Castillo (1961- ) y de algunas artistas latinoamericanas que han trabajado durante las décadas de los 80 y 90.
En los últimos setenta años el arte latinoamericano ha sufrido una muchos cambios desde lo “salvaje” y “bárbaro” a lo “primitivo”; de lo real maravilloso alrealismo social; del “melting pot” a la criollización. Sin embargo, dirá María Clara Bernal, persiste una constante: la búsqueda de una identidad cultural latinoamericana que responde a la necesidad de una auto-afirmación frente a Europa y Norteamérica.[1]
En la década de 1920, el proyecto de identidad latinoamericana se basaba en la utopía de recuperar las raíces puras de los puebloslatinoamericanos, para diferenciarse de los pueblos europeos que conquistaron América. Sin embargo, las nuevas ideas de modernización en Latinoamérica, como el movimiento brasileño Antropofagia, proclamaban la imposibilidad de una identidad basada en el pasado primitivo y buscaban la mezcla de elementos heterogéneos en la cultura de su país, alimentándose de todo lo pasado, incluyendo los europeoscolonizadores, los pasados indígenas, y asimilando todo lo nuevo. Artistas como Tarsila do Amaral y Anita Malfatti fueron introductoras de las vanguardias europeas y norteamericanas en Brasil. Ambas formaron parte del Grupo de los cinco junto con Mario Andrade, Oswaldo Andrade, y Menotti del Picchia. Ambas defendían la semana del Arte Moderno.
Así, varios artistas partían de la identidad como diferencia, másque como homogeneidad. Su interés, de igual manera, se enfocaba en introducir las vanguardias a Latinoamérica. La vanguardia en América Latina reclamaba tener una “especificidad histórica y una aproximación cultural”, inalcanzables para las vanguardias europeas. Por ello, los vanguardistas latinoamericanos presentaron su material vernáculo no como algo foráneo, sino como algo tangible que podríadar origen al nuevo arte latinoamericano.[2] Un ejemplo es la artista paraguaya Olga Blinder, quién fue cofundadora del Grupo Arte Nuevo en Paraguay, conformado por Josefina Plá, Lilí del Mónico, y José Laterza Parodi. Dicho grupo marcó una ruptura en el arte paraguayo con las formas académicas, y presentó La Primera Semana de Arte Moderno Paraguayo. En Argentina, una de las artistas másvanguardista fue Raquel Forner, su obra llena de exacerbado dramatismo le valió para que la consideraran expresionista. Su obra, fuertemente criticada, retoma el futu-cubismo, junto con las propuestas no figurativas de Juan del Prete y semifigurativas de Ramón Gómez Cornet, sentaron las bases de una tendencia que con el tiempo daría óptimos frutos.[3] La cubana Amelia Peláez introdujo la pintura modernaen Cuba. Inserta en el realismo cubano con componentes regionales de la vida cotidiana, Amelia Paláez muestra en su obra un alma caribeña con toques de las etnias africanas instaladas en Cuba.[4]
Se buscaba crear una cultura local, un discurso que proclamara la singularidad de América Latina y de cada una de sus subculturas. Muchos de los trabajos vanguardistas latinoamericanos buscaban plantearla diversidad cultural y el mestizaje como fuentes de energía nacional, por ello había un gran interés en la experiencia cultural indígena. El recurrir a la cultura indígena como forma de resistencia cultural fue una característica del indigenismo en la década de 1920. En Perú, por ejemplo, Julia Codesido formó parte del Movimiento Plástico peruanista, mal llamado indigenista. Julia a través de...