Asgaa

Es fácil de entender y propone un punto de vista diferente para atacar este flagelo.
Si alguien roba un banco a mano armada, digamos que se lleva 10 millones, y lo agarran, toda la opinión públicase volcará sobre el ladrón. Y la justicia operará con diligencia para que cumpla una larga condena en una cárcel. Eso sucede porque el delito es muy evidente y porque hubo víctimas directas quesufrieron mucho: los cajeros amedrentados con la pistola, los clientes tirados en el piso, el horror sufrido por todos. Igual pasará con un atraco callejero y con todos esos delitos que suceden a diario ennuestras ciudades. La ciudadanía se solidariza con la víctima de inmediato, y los noticieros hacen lo suyo para que esa solidaridad sea cada vez más grande. Y lo mismo sucede cuando la guerrilla atacaalevosamente un municipio, con bombazos inclementes que matan niños y mujeres y campesinos inocentes.
Pero cuando el delito no tiene dolientes inmediatos, cuando no son visibles las heridas o losmuertos, será difícil que la ciudadanía pueda ser solidaria porque no hay dolor a la vista. Y eso es lo que pasa con el desfalco de los dineros públicos. Si un funcionario público, aliado conempresarios, se roba descaradamente un enjambre de millones, digamos que 160.000, todo el mundo, noticieros y ciudadanos, caerá sobre ellos por ladrones, pero difícilmente llegará a ser solidario con lasvíctimas de ese desfalco, porque, insisto, no se ven. Pero existen y son muchas. Si aquellos dineros fueron robados al sistema de salud, habría que hacer el esfuerzo de imaginar la cantidad de gente que fuedejada de atender en un hospital por falta de presupuesto; las muertes que se producen por ese robo; las caras amargas de los enfermos apiñados a las puertas de un centro clínico; el dolor de lasmadres con sus críos enfermos a la intemperie. Y si esos dineros fueron robados al sistema educativo, las imágenes que deberían estar latentes son las de todos esos muchachos que están saliendo del...