AUSENCIA

¿Satisface el cigarrillo alguna necesidad real?
Por José Luis Zavala S.

Este podría ser uno más de los cientos de miles de ensayos que se han hecho en el mundo acerca de la irresponsabilidad de crear y promover artificialmente el tabaquismo como modelo de negocio. Efectivamente, si tomamos como punto de partida el hecho de que una necesidad humana hace mejor a la persona una vez que ésta(la necesidad) ha sido satisfecha, difícilmente podríamos calificar al vicio del cigarrillo como necesidad real pues, por grande que sea nuestro empeño, resultaría realmente ardua la tarea de inferir válidamente que en el ser del fumador se haya producido alguna mejora sustancial una vez que haya terminado de consumir el último cigarrillo de la noche. Es más, el daño físico real ocasionado a susórganos vitales y a los órganos vitales de sus eventuales acompañantes y que años más tarde puede traducirse en enfermedades gravísimas, cuando no fulminantes, es fácilmente verificable por la ciencia médica. Adicionalmente, el cigarrillo, como todo vicio, genera dependencia física y sicológica entre quienes lo consumen atentando de esta manera contra el ejercicio de la libertad individual del serhumano y debilitando su voluntad al recaer el fumador tercamente, una y otra vez, en este pernicioso hábito.
Sin desmerecer la autenticidad de todo lo dicho líneas arriba, existe una situación en la cual el cigarrillo llega a convertirse en una necesidad real y hasta probablemente vital al punto que este escenario podría llegar a convertirse en el último reducto de las tabacaleras una vez que lacensura moral impuesta por la sociedad a esta conducta termine de desterrar el cigarrillo de todos nuestros espacios públicos. Me explico, hace unos años me desenvolvía en el fascinante mundo de las agencias de cooperación internacional en el área de ayuda humanitaria en temas de salud. Una de mis contrapartes era un portorriqueño bastante simpático con el que logré congeniar bastante y con quienrecorrimos una buena parte del Perú. En nuestros largos recorridos por vía terrestre eran bastante frecuentes las escalas técnicas realizadas para “echarnos un cigarrito”. Llegado un momento y agotados ya varios temas de conversación le pregunte: “Héctor, ¿No crees que estando ambos vinculados al tema de la salud, deberíamos dejar de fumar?” a lo que él me respondió: “José Luis, no te diré que fumarme desagrada, pero en el trabajo que yo hago muchas veces fumo por necesidad”. “¿Cómo es eso?, le dije sin entender del todo de que estábamos hablando” y él me dijo: “Mira, yo he tenido que trasladar medicinas a través de la Franja de Gaza o territorios colombianos bajo el dominio de las FARC y no sabes lo importante que puede llegar a ser cuando estás frente a un miliciano poco amigable, sacarinadvertidamente tu cajetilla de cigarros y ofrecerle a esta persona un cigarrillo. Si te acepta, que es lo más frecuente, ya tienes algo en común y el diálogo puede comenzar a fluir y llegar a buen término. Pero si no tienes la capacidad de romper el hielo y la tensión cede el paso a la hostilidad es probable que puedas hasta salir muerto de la aventura porque la vida vale muy poco en estoslugares y no pasarías de ser una estadística”.
La explicación de mi amigo portorriqueño me sonó un poco a justificación pero quedó en mi memoria hasta que hace unos meses tuve la oportunidad de ver la película “Diamantes de Sangre” (2007) del director y productor Edward Zwick, con Leonardo Di Caprio, Jennifer Connelly y Djimon Hounsou en los papeles protagónicos. Ambientada el medio de la terribleguerra civil que asoló Sierra Leona en la década de los 90, la película cuenta la historia de Danny Archer un mercenario traficante de armas que recibe los famosos “diamantes de sangre” o “diamantes de guerra” como pago por su ilegal mercancía. Más allá de lo apasionante de la historia, llama poderosamente la atención el uso de su cajetilla de cigarros como medio para establecer relaciones en...