Bachelard

Gastón Bachelard: La Filosofía del no.
La utilización de los sistemas filosóficos en dominios alejados de su origen espiritual es siempre una operación delicada y a menudo una operación abusiva. Así trasplantados, los sistemas filosóficos se vuelven estériles o falaces; pierden su eficacia como coherencia espiritual. Un sistema filosófico no debe ser utilizado para otros finas que aquellos queél mismo se asigna. Por consiguiente, la falta más grave contra el espíritu filosófico seria precisamente desconocer esta finalidad intima, esta finalidad espiritual que da vida, fuerza y claridad a un sistema filosófico. Cuando intentamos esclarecer los problemas de la ciencia a través de la reflexión metafísica, nos vemos ante la necesidad de aplicar una filosofía necesariamente finalista ycerrada a un pensamiento científico abierto.
Los hombres de ciencia juzgan inútil una preparación metafísica. Para ellos la hora de la filosofía solo suena después del trabajo efectivo, conciben la filosofía de las ciencias como un balance de resultados generales del pensamiento científico, como una colección de hechos importantes. Puesto que la ciencia esta siempre inconclusa, la filosofía de loscientíficos será siempre más o menos ecléctica, abierta, precaria. Para el científico, la filosofía de las ciencias pertenece todavía al reino de los hechos.
Para los filósofos, consientes del poder de coordinación de las funciones espirituales consideran sin preocuparse demasiado del pluralismo y de la variedad de los hechos.
Pero no se es filosofo su en un momento dado de la propia reflexiónno se toma conciencia de la coherencia de la unidad del pensamiento, si no se formulan las condiciones de la síntesis del saber. Y siempre en esta el filósofo plantea el problema general del conocimiento. La ciencia siempre se ofrece a él como un compendio particularmente rico de conocimientos bien construidos y perfectamente estructurados. El filósofo pude a la ciencia meros ejemplos para probarla actividad armoniosa de las funciones espirituales, pero cree poseer sin la ciencia y antes que la ciencia el poder de analizar esta actividad armoniosa.
En otros términos, manteniéndose fuera del espíritu científico, el filósofo cree que la filosofía de las ciencias puede limitarse a los ´principios de las ciencias, a los temas generales o también ciñéndose estrictamente a os principio, elfilósofo supone que la filosofía de las ciencias tiene por misión enlazar los principios de las ciencias con los principios de un pensamiento puro que podría prescindir de los problemas de la aplicación afectiva. Para el filósofo, la filosofía de la ciencia no pertenece nunca enteramente al reino de los hechos.
Así la filosofía de las ciencias permanece demasiado a menudo situada en las dosextremidades del saber: en el estudio de los principios demasiado generales por parte de los filósofos, y en el estudio de los resultados demasiado particulares por parte de los científicos. La filosofía de la ciencia se agota contra dos obstáculos epistemológicos contrarios que limitan todo pensamiento: lo general y lo inmediato.
Parece que carecemos de una filosofía de las ciencias que nos muestre enqué condiciones ciertos principios generales conducen a resultados particulares y también en qué condiciones resultados particulares sugieren generalizaciones que los completen, dialéctica que produzcan nuevos principios.
Si se pudiese traducir filosóficamente el doble movimiento que anima en la actualidad al pensamiento científico se advertiría que el empirismo y el racionalismo están ligadosdentro del pensamiento científico por un extraño lazo muy fuerte. Cada uno de ellos triunfa justificando al otro: el empirismo necesita ser comprendido, y el racionalismo necesita ser aplicado.
La ciencia necesita pues una filosofía con dos polos. Necesita un desarrollo dialectico, porque cada noción se esclarece en forma complementaria con dos puntos de vista filosóficos diferentes.
La...