Barbarismo

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La palabra en su expresión oral y con ella el diálogo, son esenciales al ser humano, a sus procesos de comunicación y a su más profunda intimidad, en su expresarse a sí mismo y a losdemás. Por lo mismo la riqueza de un idioma y de la persona que a través de él se expresa está medida por la riqueza de su vocabulario.

Hoy esta realidad está amenazada y lentamente sucumbe frente almediatismo del decir. Las causas son muchas: una de ellas es la globalización tantas veces mencionada que hacen que, más allá de sus aspectos positivos, el idioma más débil pueda sucumbir ante la fuerzade otra realidad dominante. ¿Qué sentido tiene decir “heavy” a cada momento frente algo fuerte, que nos admira, nos impacta o nos llama la atención? ¿Tanta es la pobreza de nuestro propio idioma? Elavance tecnológico cambia a veces el sentido original de las palabras y al mismo que puede enriquecerlas, puede tergiversarlas.

A ello se suma la disminución de su uso. La cantidad de vocabularioque se maneja es sorprendentemente pobre... No movemos en forma cotidiana en medio de una elemental mediocridad de palabras tanto en su cantidad como en el sentido que le damos en su uso. Todo elloalimentado por el medio en el que vivimos. Los jóvenes llegan a finales de su Enseñanza Media y se hace necesario explicarles formas básicas de expresión.

Ello está alentado por algunos medios decomunicación visual que se expresan en este mismo modo. Pero además por la propia familia que desde que el niño nace en vez de promover un lenguaje más rico lo atiborran de ruidos extraños o palabras malusadas, que para ese mismo niño nada significan. Por qué no decir “perrito” en vez de “pelito” perrito cuando ello corresponda y evitan los “brrr...” y similares

Es cierto que, especialmente entrelos jóvenes, se van creando formas de sub- lenguajes o lenguajes paralelos que a veces encierran grados de riqueza, pero ello no elimina la necesidad de una mayor variedad y de un uso más adecuado...