Bergés

Jean Bergés
Cuerpo y Comunicación
Diagnostico y Terapia en Psicomotricidad

Lo esencial al diagnóstico psicomotor, es conocer la posición del cuerpo: ¿cómo se sitúa un niño frente al examinador, frente a los demás o frente a su familia?

La primera meta de la terapia psicomotriz es dar al cuerpo una posición, una presencia: en este aspecto, lo importante no es la acción, es el acto, y sobretodo el acto de palabra, de la palabra que es enunciada de una vez. La meta de una terapia no es la de convertir el niño en un recitador, sino en un actor: el cuerpo tiene una posición, o bien esta ausente. Y para hacer esto el terapeuta debe mantener su posición y no ponerse en el lugar del niño.

Este es el primer imperativo de toda fase inicial de un estudio psicomotor. Y esta noción deposición implica un verdadero cambio de nuestra habitual manera de pensar: el cuerpo se toma como agente de la expresión, como soporte de signos; su acción, su gestualidad, la forma que se deriva de la organización de su motricidad, la actitud y la postura que le son propias, son descritas como expresiones, como expresividad, como un lenguaje del cuerpo: “la expresión corporal”.

En el momento delexamen y de la terapia, se recomienda dejar este cuerpo emisor, este cuerpo hablador, para interesarse por aquello en lo que, por el contrario, el cuerpo tiene de receptáculo: el cuerpo recibe, el cuerpo lleva la huella, la estampilla, el sello; no expresa, está marcado con sus blasones, hace ver los chirlos, los tatuajes y la nobleza de su historia.

De hecho, ¿qué nos muestra la clínica en quese apoya la terapia? Los trastornos psicomotrices chocan por la pobreza, la avaricia y la modestia de su morfología.
Aquí hay algunos ejemplos:

En los niños de pecho, la crisis tónico- emocional, descrita por Wallon, es la caricatura del estado de tensión: el niño enrojece, grita, sus dedos están contraídos en su puño cerrado, los brazos plegados, las piernas tensas; la comunicación con elexterior se ha roto, toda exploración es imposible. La necesidad, la carencia, ya se trate de la marcha de la madre, del retraso en la alimentación o de cualquier otra causa, no se expresan así, sino que se viven así.

La expresión y la comunicación son de la incumbencia del grito: es este el que merece una respuesta y que acaba de interpelar el silencio. En el niño de cinco a diez años, aun secomprueban crisis del mismo orden, reducidas a actitudes de flexión, de contracción de los puños o de los brazos, signos de desconcierto, de oposición; pero, sobre todo, trabajo postural con vistas a sentir el cuerpo que sería defectuoso sin esa contracción. Este es quizás un elemento de autocomunicación.

De esta manera se pueden interpretar también las ritmias. Estas se caracterizan pormovimientos rítmicos del tronco, de la cabeza, de las piernas, y se acentúan especialmente mientras se duerme. En un estudio realizado con Irene Lezine, lo hemos registrado en más de 50 por ciento de los niños envejecidos prematuramente a la edad de ocho años. Las ritmias se deben abordar como parte integrante del autoerotismo; tentativa con miras a resolver el estado de tensión a través de la repeticiónde un ritmo propio: contrario a la comunicación y a la relación. En definitiva, vienen a ser el contrapunto de los ritmos biológicos cuya instauración se hace en la armonía necesaria con los ritmos del mundo exterior, ante todo los de la madre. Debido al fracaso de esa armonía de los ritmos, primeras vías de la comunicación, se presentan las ritmias: la sustitución viene a producirse en el campode la postura misma, constituida por la fluctuación tónica. Parece que esto es un ejemplo significativo de una forma psicomotriz desprovista de sentido comunicativo, que emerge de la incapacidad de la pareja madre- niño para establecer una armonía temporal y de ajuste postural, un desfallecimiento del cuerpo receptáculo.

Uno de los ejemplos mas destacados de la problemática de la posición del...