Bienaventuranzas
Las ocho bienaventuranzas con que comienza el Sermón son, a su vez, una síntesis del mismo ycondensan de modo admirable los principios que constituyen el ideal de la vida cristiana y revelan al mismo tiempo toda su sublimidad.
Las bienaventuranzas no presentan el problema de escoger entrelos bienes presentes y los futuros, sino entre los bienes verdaderos y los falsos, y éstos lo son tanto ahora como eternamente, y la verdad y la falsedad de los bienes la da Dios mostrándonos cuálesson los verdaderos.
Las bienaventuranzas no contienen toda la doctrina evangélica. Sin embargo, son, como en germen, todo el programa de perfección cristiana, resumido, pero completo.
-Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
- Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.
- Bienaventurados los que lloran, porque ellos seránconsolados.
- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.
- Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
- Bienaventuradoslos limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
- Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados -hijos de Dios.
- Bienaventurados los que padecen persecución a causa de lajusticia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Los pobres de espíritu
Según esta bienaventuranza, quien quiera andar por el camino de Dios ha de librarse de la codicia, desprendiéndose de lapreocupación excesiva de los bienes materiales.
Los mansos
El mismo Cristo se pone como ejemplo de esta virtud (cfr. Mt. 11, 28). Lo mismo que fue Cristo, suave para con los hombres -llamó amigoincluso a quien le traicionaba-, debe el cristiano respirar suavidad en sus juicios, palabras y hechos para con el prójimo.
Los que lloran
Nada más ajeno a Cristo que convertir la tristeza en...
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