Bin laden ha muerto, ¿el terrorismo también?

Casi una década después de haberse convertido en el “criminal más buscado” por el FBI, el líder de la organización terrorista Al Qaeda, Osama Bin Laden, fue abatido ayer durante una operación militarrealizada en Pakistán por personal de los Estados Unidos.

La noticia constituye, desde luego, un motivo de festejo para la Casa Blanca, cuyo principal inquilino, el presidente Barack Obama,confirmó personalmente el deceso del extremista islámico a quien se atribuye la autoría intelectual de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Y no es para menos, pues durante demasiado tiempo unhombre que se suponía excesivamente visible logró ocultarse y evadir los esfuerzos realizados por uno de los aparatos de inteligencia y espionaje más eficaces del mundo.

Pero habríamos de ser cautosantes de echar las campanas al vuelo y considerar que la muerte de Osama Bin Laden se traducirá en el hecho de que el mundo se vuelva, mágicamente, un lugar más seguro.

Habríamos de tener cuidadoantes de colocar a la cabeza visible de Al Qaeda en el lugar del perro que, una vez muerto, conjura el riesgo de que la rabia pueda diseminarse.

Porque, como lo han demostrado los hechos de la últimadécada, la forma en la cual operan los grupos terroristas alrededor del mundo se ha transformado con el propósito de volver inútiles los esfuerzos de todos los gobiernos democráticos para combatirloseficazmente.

Por otro lado, las tensiones entre Oriente y Occidente y, más concretamente, entre los musulmanes extremistas y Estados Unidos y sus aliados, no han hecho sino agudizarse en los añosrecientes debido, sobre todo, a las medidas radicales instrumentadas por nuestros vecinos del norte para “protegerse” de las amenazas externas.

Sería demasiado optimista por ello, creer quedesaparecido el “principal enemigo” de los Estados Unidos el terrorismo internacional sufrirá un debilitamiento que lo lleve paulatinamente a desaparecer como estrategia de quienes pretenden convencernos...