Biografía

La vida interior de la poesía

Lo veíamos, en aquellos meses finales de 1981, y luego en el primer semestre de 1982, llegando puntualmente a su clase de las diez de la mañana en el salón 108 de laFacultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Espigado, con un paso de recelosa timidez, ausente y a la vez generoso ante el coro de espontáneas que se agolpaban en el pasillo armadas con preguntas,versos improvisados y coquetería, terminaba tomando asiento mientras encendía un Viceroy light. Dejaba ir la mirada por el ventanal a ras de pasto, apuraba un trago a su taza de café y recitaba dememoria, haciéndonos creer que leía el libro abierto sobre su escritorio, a Gonzalo de Berceo, a Garcilaso, Manrique, Góngora, Quevedo, a los romanceros anónimos. A veces concentraba la mirada en una de susalumnas, mientras sus dedos largos marcaban el ritmo, el compás, la vida interior de la poesía.

Pasaba por serio pero una mañana dejó ver al otro Luis Rius, al que no alcanzábamos a imaginar. Eraquizás el turno del Arcipreste de Hita y una mujer ingresó al salón enfundada en un palaxo negro. Fue una aparición hormonal. Dijo buenos días y caminó tan campante hasta sentarse en la última fila, enplan de guapa y lo que viene después. El silencio adquirió la consistencia del murmullo. Luis Rius aspiró largamente el filtro de su Viceroy light y tras una pausa infinita se dirigió a la mujer delpalaxo negro: “Señorita, ¿podría salir de mi clase?” Ahora el silencio contuvo la respiración. “¿Y volver a entrar?”

Como maestro, visitó a los juglares de fines del Medioevo y principios delRenacimiento, a los clásicos del Siglo de Oro, a Machado, Lorca y León Felipe. Fue del pasado a la moderna antigüedad del canto gitano, vivió en un antes y un ahora. Lo recordamos también como poeta.Canciones de vela (1951), Canciones de ausencia (1954) y Canciones de amor y sombra (1965) consignan su admiración por la lírica popular. No hay en ellos rastro de las vanguardias, ni siquiera de los...