bioquímica

- Esa chiquilla siempre nos ha traído problemas, pero jamás pensé que su atrevimiento pudiera llegar tan lejos. –había confesado Abdul a su contrariado yerno. - Las mujeres son así, si les permites demasiado, les das un dedo y te cogen el brazo ¿?? se te suben encima y entonces…zas! ya estás listo. - exclamó mientras golpeaba con la mano en la mesa. – Debes ser firme y tener mano dura con ellas.- Continuó el anciano - Lo que debes hacer, hijo mío, es darle un buen escarmiento. Sólo así aprenderá. Te lo digo yo, que ya he tenido cuatro.
Aquel comentario por parte de su padre fue algo que a Ridha no sorprendió.
Su madre continuó explicando, con pelos y señales, lo que había ocurrido aquella misma tarde, en que todo su mundo se desmoronó.
"- ¿Y qué creéis que debo hacer? - PreguntóAhmed desorientado.
- ¿Qué deberías hacer? ¡Ahorcarla! Eso es lo que haría yo. ¡Ahorcarla!
- ¡Abdul! ¿Cómo podéis decir eso? Es nuestra hija. - le había recriminado su esposa -.
- No, Sofie, no me digas nada. Ya sé que es mi hija, pero ha hecho algo muy grave y eso debe servir de escarmiento para cualquier mujer. Que sepan, que con los hombres no se juega.
La mujer había bajado la miradaafligida, al oír aquellas palabras. Si bien era cierto que Ridha había sido una imprudente y no había obrado con cabeza, era su hija y no podía permitir que le ocurriera nada malo. Pero Ahmed enseguida percibió su dolor y, cogiéndole de la mano le sonrió amistosamente. Ahí, fue cuando Sofie supo que Ahmed jamás permitiría que le ocurriera nada malo y se sintió más relajada.

Por supuesto, el Reyno quiso ni volver a oír hablar de esa opción. Era indiscutible que su esposa se había equivocado y mereciera un escarmiento, pero de eso a perder la única mujer que había amado, había una gran diferencia. Además, de alguna manera, entendía la manera, tan peculiar, que su mujer había elegido, para rebelarse contra ese mundo machista, en el que le había tocado vivir.

Ahmed tardó algo más detres meses en regresar a Palacio y a su regreso, pronto comprobaría que nada volvería a ser lo mismo. La noticia de que Umair era una mujer se había extendido misteriosamente por gran parte el reino y de todos lugares venían hombres y mujeres preocupados por el futuro de Djbouty. Ahmed volvió a tomar el mando del Reino, regresando a todas sus obligaciones como Rey, intentando aparentar serenidad,para ver si regresaba la calma. Pero para entonces, ya se habían sembrado demasiadas dudas entre sus súbditos y la desconfianza empezaba a extenderse, también, entre los nobles. Pese al tiempo que el Rey estuvo retirado, no había conseguido disipar sus dudas y se sentía incapaz de tomar alguna decisión, ya fuera sobre el futuro del reino, el de Umara o, incluso, el de su esposa. Las opciones no eranmuchas, ya se había encargado Ridha de que eso fuese así. Umara era su única hija y él se sentía ya, demasiado mayor para seguir procreando, y tampoco la idea de volver a casarse le entusiasmaba. Sin embargo, imaginar a Umara sometiéndose a los caprichos de un hombre le producía escalofríos. Era su hija, sangre de su sangre, jefe de todos los ejércitos y había demostrado su valía con creces,incluso, con aquella ligera desventaja. No, Umara no tenía ninguna culpa de lo sucedido y sabía que su decisión, fuera cual fuera, cambiaría el rumbo de su vida para siempre. Por otro lado ceder al chantaje de su mujer y reconocer su acción al mundo, era algo que le horrorizaba. ¿Qué iban a pensar sus súbditos de él? Además, estaban las leyes, pues aunque en cierto modo un rey podía tomar decisiones asu antojo, también debía rendir cuentas con su pueblo y, como Ahmed bien sabía, ir contra la opinión de su pueblo, sólo podía tener graves consecuencias, y dudaba de que aceptaran fácilmente ser gobernados por una mujer.
Los días transcurrían relativamente deprisa para Ahmed, yendo y viniendo entre sus habituales compromisos. En las frías y largas noches sin embargo, ni si quiera los...