Cartas A Un Joven Bailarin
Noverre, amparado en su estilo epistolar, lanza alinterlocutor, que parece estar deseoso de sus repuestas y reflexiones, todo aquello que rehuyen escuchar sus coetáneos del mundo de la danza, situados en el París del siglo XVIII, defendiendo lastradiciones, y quizá su puesto de trabajo. Es éste un momento en que los franceses se consideran los mejores bailarines del mundo siguiendo unos cánones arquetípicos, y a la par carentes de expresión, según laopinión del suizo Noverre, coreógrafo y maestro de baile, que se califica a sí mismo de innovador y como tal, pretende revolucionar la escena de la danza. Quiere convertirla en un medio de expresión,y para ello la eleva a la categoría de arte imitativo de la naturaleza, y le confiere una identidad como arte interpretativo mediante el cual los bailarines, despojados de sus máscaras trasnochadas,y empleando gestos, figuras danzadas, y los propios pasos de danza, expresarán sentimientos y emociones.
Noverre sigue innovando, cuando racionaliza sobre la necesaria utilización de una buenatécnica de ballet como paso previo para la expresión artística, cuando reclama bailarines pensantes, cuya cabeza guíe sus pies evitando la repetición mecánica, cuando considera que el buen coreógrafo debepermitir un cierto grado de libertad en la interpretación que el bailarín hace de las coreografías, cuando se plantea con cierta angustia, el carácter efímero de la danza, o al recorrer terrenos...
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