Caso De Exito

• Buenos Aires Embotelladora (Baesa) tiene una historia breve y vertiginosa. Nació en 1990 y en 1994 se transformó en la mayor embotelladora de Pepsi fuera de los Estados Unidos, con su negocio distribuido entre la Argentina, Uruguay y Chile. En 1995 se lanzó a conquistar Brasil. En 1996, PepsiCo intervino la compañía y despidió a su fundador, Charles Beach. En 1997, el balance de Baesa arrojóun patrimonio negativo y fue retirada de su cotización pública aquí y en Nueva York.A partir de hoy, sus accionistas tradicionales, encabezados por PepsiCo, iniciarán la retirada. El próximo día de Reyes, Baesa pasará a engrosar el patrimonio del Citibank, el BankBoston y el alemán VVB Bank. El paquete accionario de Baesa se repartía, hasta hoy, entre PepsiCo (23,5%), Puerto Rico Bottling (17,5%) ypequeños accionistas, dueños de una empresa con 735 millones de dólares de deuda: significa un patrimonio negativo de 330 millones.Para revertir esa situación, hoy comenzará una suscripción de acciones por 614 millones de dólares. Quienes suscriban esos 614 millones, pasarán a ser dueños del 98% de la empresa. Durante un mes, los actuales accionistas tienen derecho preferencial a ejercer esaopción. Si no lo hacen, y todo indica que no lo harán, su participación quedará reducida al 2% restante.El 6 de enero los acreedores de Baesa suscribirán todas las acciones que no tomen los accionistas. Así capitalizarán la empresa, que recuperará un patrimonio positivo. La deuda restante, de unos 120 millones, se refinanciará con una obligación negociable. Esta compleja operación fue avalada por elCitibank y PepsiCo, que aceptarán una quita de casi el 50% de sus acreencias.En julio del 96, PepsiCo desplazó a Beach e inició la reestructuración. El primer gran paso fue en octubre del 97, cuando canjeó su filial brasileña a cambio del 94% de su deuda. En diciembre del 97 Baesa acordó la capitalización de la deuda y el 29 de enero los accionistas aprobaron los cambios. En mayo, los tenedores deun bono impago por 60 millones también dieron el sí. Y en setiembre, un juicio que habían iniciado un grupo de accionistas en Nueva York fue desactivado mediante un arreglo extrajudicial. Recién entonces, quedó despejado el camino hacia la reestructuración definitiva. El Citi, el Boston y el VVB suman más del 60% de las acreencias contra Baesa. Otra porción de la deuda, de entre 40 y 50 millones dedólares, es de PepsiCo, al mismo tiempo, accionista, acreedora y dueña de la licencia que explota Baesa.El resto de la deuda flota en el mercado secundario y es el mejor termómetro para medir hasta dónde llegará la quita de los bancos el día de la capitalización. El año pasado, el fondo de inversión Donaldson, Lufkin & Jenrette había comprado papeles por más de 100 millones nominales a losacreedores argentinos de Baesa, encabezados por los bancos Galicia y Río. El precio había sido entre el 75% y el 78% del valor nominal de la deuda.Tras la decisión de modificar la reestructuración, de 500 a más de 600 millones de dólares, la cotización de la deuda se derrumbó. Las últimas operaciones, según fuentes confiables del mercado, fueron a un valor inferior al 50%. Entre los vendedores, habríaestado la gente de DL&J. La única sorpresa que podría ocurrir en los próximos 30 días es que algún jugador inesperado compre los derechos de suscripción de los actuales accionistas. Durante meses hubo contactos informales con cerveceras como Quilmes y CCU (Budweiser). Pero esa posibilidad fue descartada tanto por PepsiCo como por la gente del Citibank, a raíz de la crisis financiera. En lasoficinas de Manhattan de las dos compañías dan por descontado que la responsabilidad por llevar a Baesa hasta buen puerto depende exclusivamente de ellos. Recién entonces, aparecerán los candidatos locales.














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