Ciudad del hombre ciudad de dios

Yves Labbé, “Ciudad del hombre, ciudad de Dios” Cité de l’homme, cité de Dieu, Nouvelle Revue Théologique 117 (1995) 239-297
El presente trabajo es una reseña de lectura sobre “ciudad del hombre y ciudad de Dios”. En éste documento el autor muestra como la mejor forma de comprender el actuar de la teología en el campo de la política es por medio de la hermenéutica y la ética. El autor quieremostrar como la teología y la política se encuentran estrechamente relacionados y cómo influyen en la organización política, costumbres y leyes del individuo.
El texto se divide en 3 partes importantes, a las que el autor denomina: “las dos ciudades” donde el autor habla de la concepción pasada del individuo; nos muestra al individuo moderno y como se da a sí mismo una nueva concepción, “las dosmodernidades” el autor habla del papel del individuo y de la religión en la sociedad. También cómo se desarrolla y distribuye su poder en las 2 modernidades y “nuestra modernidad teológico-política” donde el autor habla de la secularización y de la relación de la teología y la política.
En “las dos ciudades” el autor realiza una comparación con La ciudad de Dios de San Agustín, y hace unascomparaciones con la “ciudad particular” y la “ciudad universal”, y como los hombres en la antigüedad seguían un orden divino, donde todo estaba ya predestinado. Ahora comienza a hablarnos del hombre moderno, como éste se da a si mismo unas leyes (por tanto es un ser de derechos), se da a sí mismo la determinación de libertad y cultura. Después nos da un análisis del espacio de la ciudad donde sediscute abierta y libremente temas de interés general. Así pues la política no está determinada en poder sino en acción y comunicación.
En “las dos modernidades” habla el autor de la primera y la segunda modernidad. La primera nace con los derechos del hombre donde el hombre nace libre y sigue siendo libre en la sociedad, éste posee derechos y voluntad (actúan racionalmente). Cada hombre sería capazde defender su vida, su integridad y su seguridad, pero esto solo llevaría a una guerra de todos. Por lo que el hombre decide otorgarle sus poderes individuales al poder soberano que establecerá las leyes. En la segunda modernidad se comienza a hablar no del individuo sino del pueblo, donde se configuran las leyes referidas a una historia o una cultura (las descubrían en los límites históricos yculturales del pueblo), la religión conserva una política positiva en la medida en que responde a la urgencia de reforzar los vínculos sociales y hace parte de la identidad del pueblo o sociedad.

En “nuestra modernidad teológico-política” el autor hace énfasis en la secularización y separación de lo teológico y lo político, donde la búsqueda del bien y del orden de la ley se encuentranseparados. Y lo político se encuentra fuera de las convicciones religiosas. El estado no pretende ofrecer la felicidad, sino garantizar la justicia. El estado se ve en la tarea de garantizar la tolerancia entre las religiones y promover el libre análisis de éstas. En la política la religión tiene una contribución importante de forma hermenéutica y de forma ética donde el amor, la caridad y a la fraternidadllevan al hombre finalmente a la igualdad, caridad y fraternidad.

Es importante y muy bien estructurada la forma en la que el autor muestra la forma en la que le religión y la política han estado relacionadas desde hace mucho tiempo, y como se ve en el transcurso del texto la importancia y la reciprocidad que tienen. Es cierto que en unos aspectos se tienen que mantener la una fuera de losasuntos de la otra; pero es importante como el mutuo trabajo o cooperación de las logran llevar a una sociedad o grupo hacia una mejor finalidad y obviamente a la satisfacción de dichos miembros de la sociedad.
En la antigüedad la iglesia siempre ha tenido el control o ha ejercito un control total sobre la política, de tal forma que el gobierno estaba totalmente controlado por la iglesia. Así...