Cocodrilo
Ante todo, deben reconocer que los cocodrilos populistas por lo regular han asumido una forma humana, y pueda que sean capaces, como los pericos ylos loros, de simular el habla humana, pero en realidad no aceptan la existencia de lo que consideramos sociedad. Más bien, a menudo irradian una cierta brutalidad, en especial cuando se irritan alenfrentarse con ideas reales. Uno podría decir que, en el fondo, son criaturas ferales como todos los cocodrilos, o como los fascistas en los que su patología los induce a convertirse.
La presencia deun hombre cocodrilo en tu vecindario, no indica que aspire a convertirse en una criatura sociable; lo más probable es que tenga hambre. El cocodrilo que se merienda al niño, pueda que le haga la veniaa la afligida madre: "Mala suerte, señora. Acháqueselo al libre comercio". Entre las huellas típicas que pueden revelar la presencia de esos cocodrilos políticos, está la reacción iracunda a cualquierreferencia a la memoria del presidente Franklin Roosevelt. La idea de que Franklin Roosevelt quitó a tu vecino del menú, puede llevarlo a bufar como sólo puede hacerlo un cocodrilo así ofendido.Cuando todo se reduce a lo esencial, no le queda más que una palabra en su vocabulario: un resonante, aunque horriblemente discordante, "¡Mío!" hobbesiano. Acorrálenlo, como lo he hecho a menudo de...
Regístrate para leer el documento completo.