columnas

Se emborrachó la Policía
Difícil creer que la caída del cuestionado general Palomino solucionará los gravísimos problemas que aquejan a la desprestigiada Policía.
Por: Ramiro Bejarano Guzmán
No conozco al nuevo director, general Jorge Nieto, pero me temo que por muy bien intencionado que sea y por más condecoraciones que exhiba, él también hace parte del mismo combo que guardó inexplicablesilencio. El drama no es solamente esa grotesca red de corrupción de la “Comunidad del Anillo”, que el ingenuo ministro de Defensa asegura que sí existió, pero que desapareció sin castigar a los responsables y como si fuera una simple gripa, cuando las evidencias sugieren que el mal hizo metástasis.
El principal problema que afecta a la Policía radica en que no ha habido un examen a fondo de sucorruptela, ni han caído los responsables, como al menos sí ocurrió en el pavoroso DAS de la seguridad democrática. Hace unos pocos años cayeron generales que estaban vinculados de una u otra manera con “chuzadas” y espionaje. Cualquiera creería que con esa purga los oficiales que quedaron en la institución habrían aprendido la lección de no atreverse a hacer mal uso del sistema PUMA y de los serviciosde inteligencia. Pero no, como no hubo sanciones ejemplarizantes ni se individualizaron las responsabilidades, seguimos asistiendo al sainete de que la Policía “chuza” y espía a mucha gente, entre otras, a todo aquel que desde una tribuna pública se atreva a cuestionar su transparencia. Lo digo por experiencia, y el general (r) Alonso Arango sabe de qué hablo.
Nuestra Policía es hoy motivo desospecha permanente porque allá suceden cosas terribles ante los ojos de la ciudadanía inerme. Cito un caso que ya es frecuente en la ciudad. Hace apenas un par de semanas, en un apacible sector del norte de Bogotá, una cuadrilla de asaltantes irrumpió en dos casas a las nueve de la noche, amordazó a sus habitantes y los despojó de sus pertenencias. El asalto duró dos horas, durante las cuales losvarios uniformados que custodiaban el sector parecieron hacerse los de la vista gorda. En otras palabras, todo indica que el atraco fue perpetrado por policías activos o retirados, quienes habrían contado con el apoyo de otros agentes que oficiaban como campaneros. Y esta experiencia tan complicada, que se ha repetido en otros sitios, no estremece a nadie en la Policía. En efecto, esas noticias no lasdesliza la Policía a los medios, últimamente entregados, con contadas excepciones, a la orgía de multiplicar la crónica roja que comunican los boletines policiales.
En cambio, la Policía exhibe como trofeos las grabaciones de algunos infractores de tránsito que tienen notoriedad pública, los cuales filtra para que se hagan los consabidos linchamientos amarillistas y mediáticos.
Lo único que faltaes que al Gobierno se le ocurra acoger esa funesta idea de que se cree un Ministerio de Seguridad que maneje la Policía, esperpento que con razón ha sido repudiado recientemente por el Colegio de Generales y exdirectores de la Policía. Solo falta que a la corrupción que asfixia a la Policía le inyecten el cáncer de la politiquería.
No se crea que el salvador de esta crisis será el nefastoprocurador Ordóñez, ocupado hoy en realizar mesas de trabajo en todo el país, que no son más que promociones de su campaña presidencial usando recursos públicos. Si hay alguien responsable de lo que sucede en la Policía es este detestable personaje que se resistió a abrir investigaciones y solo lo hizo cuando el escándalo tocó a sus puertas.
En vez de insistir en cambiar un policía por otro, o de crearcomisiones que ni siquiera instalaron, hay que desempolvar audaces propuestas, como la de Álvaro Gómez, quien propuso que el director de la Policía debería ser un civil alejado del Sodoma y Gomorra en que lamentablemente se convirtió la institución. Ya va siendo hora de que algún Gobierno se atreva.
 
Adenda No 1: por supuesto que tiene razón la ministra Gina Parody. Es mejor la educación sexual...