Comunicadora social y periodista

Solo Dios puede juzgarme.

El 11 de abril del 2008 un grupo de personas deciden conformar en Colombia la primera iglesia para la comunidad gay siguiendo el ejemplo de otras congregaciones a nivel mundial y para darle un espacio libre a su fe.
Los gritos, pitos y tambores se escuchan en la distancia. A medida que se hacen más cercanos, se percibe el avecinar de una energía apabullante queatraviesa el ambiente a metros. Un amasijo de gente que empieza a hacerse visible se convierte en una ronda de personas, en su mayoría vestidas de blanco frente al Capitolio Nacional en la Plaza de Bolívar. En medio del círculo, dos parejas vestidas de novio y novia, cual figurines sobre ponqué de matrimonio, sonríen y simulan estar de pie ante un altar. Están rodeados por mujeres con pequeñosvelos vaporosos, jóvenes con megáfonos y niños sosteniendo panfletos que gritan todos por igual: ¡no callaré, el matrimonio es entre un hombre y una mujer!.
Desde el centro del círculo se alcanzan a vislumbrar dos grandes banderas de muchos colores que ondean sobre las cabezas de la blanca multitud y se alzan como un arco iris de tela en el cielo grisáceo. Dos muchachos las baten de manerafuribunda al son de la música proveniente de un parlante grande bajo una carpa pequeña. El grupo de personas es menor y más colorido; la misma bandera que se alza por los cielos está pintada en las mejillas de algunos de los asistentes que ríen y gritan y bailan y también están enojados. Bajo la mirada de expresión funesta de la estatua de un Simón Bolívar con rastros de pintura y mierda de paloma, secongregan más jóvenes entre los cuales pueden verse parejas del mismo sexo agarradas de la mano.
La muchedumbre se acrecienta paulatinamente con el discurrir de la tarde y se hace difícil establecer donde comienza un grupo y donde termina otro. Las caras están contraídas por los gritos. Entre ellos se ven dos señores entre los 50 y 60 años, un hombre y una mujer, vestidos con trajes de sastreque hablan en una lengua ininteligible y alzan las manos al cielo. Cercana a ellos una bella travesti con mucho maquillaje, vestida de novia con su parejo. En la difusa frontera entre los dos grupos, empiezan a verse gestos agresivos y miradas furibundas, entonces, una hilera de policías sirve de barrera y separa el gentío. Las cámaras de televisión hacen presencia y entrevistan a personas de ambosbandos: las comunidades cristianas y los activistas LGBTI: lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales que ese día, 17 de abril del 2013, se dieron cita para protestar a favor y en contra del debate que se iba a llevar a cabo en el Congreso de la República para aprobar los matrimonios entre personas de un mismo sexo.
En medio de la energía desbordada, y ubicándose en el montículodonde se erige la estatua del libertador, tres personas; dos hombres y una mujer con una pancarta enrollada se sitúan entre ambos grupos. Extienden la pancarta y serenamente la alzan. En un fondo de diferentes colores con una paloma impresa adornándolo se lee: Si Dios no me juzga, ¿por qué tú sí?. La pancarta inmediatamente llama la atención tanto de un grupo como del otro. En algunas miradas seve suspicacia, en unas desaprobación y en otras simple curiosidad. Hay personas que preguntan de qué se trata y toman fotos. Una cámara de televisión se acerca y le hace una breve entrevista a uno de los hombres que sostiene la pancarta. Este responde fluidamente, es pequeño, flaco y su ropa simula la de un sacerdote.
Los gritos aumentan llenos de euforia, a pesar de que algunos de losmanifestantes en favor del matrimonio entre personas de un mismo sexo ha abandonado el lugar, dejando tras su deserción un vacío notorio ante un gran cúmulo de personas, en su mayoría de iglesias cristianas de Bogotá, cuyos tambores parecen sonar más fuerte con el pasar de los minutos. Las tres personas y su pancarta no se van, se mueven sigilosamente por diferentes lugares de la plaza mientras la...