Con la espada más que con la pluma y la palabra…
Hoy viernes 10 de septiembre, se llevaron a cabo miles y miles de actos en las diversas escuelas primarias y secundarias de nuestro país festejandoel día del maestro, en honor a la memoria de Domingo Faustino Sarmiento según dice la efeméride cultural.
Me tocó participar en un par de estos “pulcros y ceremoniales” actos con motivo de miactividad docente, y me llamó poderosamente la atención algunas de las palabras alusivas que, docentes y alumnos, pronunciaron en pos del “padre de la educación” de nuestra patria. En un momento del actounos de los changuitos tomó la palabra y soltó: “Sarmiento ayudó a nuestros aborígenes y les enseñó a leer y escribir”. Fue entonces cuando me decidí a reflexionar un poco y escribir.
Es ineludiblela incidencia que tuvo Sarmiento en el modelo educativo que se fue forjando en la Argentina de mediados del siglo XIX. Pero este modelo educativo traía o trajo aparejado la trágica dicotomía de dosconceptos centrales: civilización y barbarie, y con ellos la sepultura del indígena y del gaucho.
Según Sarmiento, el hombre tenía que adaptarse a la dura vida de la pampa. El hombre gaucho teníaque aprender de los animales, lo que indica una vuelta a la barbarie. Para Sarmiento, las inmensas distancias entre las comunidades de la pampa y las condiciones tan rurales y aisladas de la poblacióncontribuían al fracaso del sistema político y educativo y, en efecto, a la barbarie inevitable de la gente. Esta dispersión se debe a la falta de todos los medios de la civilización y el progreso queno pueden desenvolverse sino a condición de que los hombres estén reunidos en sociedades numerosas.
De este modo, gracias a la concentración urbana el ser humano puede acceder a una educación común,popular, democrática y relacionarse con los otros hombres, formar sus propias ideas y tomar decisiones políticas responsables como miembro de la sociedad civilizada. Para fomentar este tipo de...
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