Con la ilucion maltrecha

De las millones de estrellas que surcan el universo, soy aquella que ni a un foco opacaría. Al menos, eso solía decirme la abuela. Ahora entiendo cuánta razón tienen los ancianos.Tal vez existan ratones con más sueños y frustraciones que yo, pero esto era especial, algo que nada ni nadie podía arrebatarme.
La primera vez que la miré, casi me atropellan. Alverla, quedé inmóvil a mitad de la calle, con la ilusión abrazada a ella y una cara de imbécil difícil de disimular.
Todos los días pasaba frente a ella, esperando notara miexistencia, pero no lo hacía. Siempre la veía platicando con sus amigas, siempre hermosa, tan ella, tan difícil de describirla.
Pasé días ahorrando para poder acercarme, pues no soyprecisamente material para revista y además jodido, sabía que me rechazaría antes de pronunciar palabra.
Dos semanas después, tenía suficiente dinero para invitarla a un buenlugar. Así que emprendí la búsqueda. La encontré justo en el lugar donde la vi por primera vez. Vestía minifalda negra que junto con unos tacones, estilizaban más su figura, tenía unablusa blanca sin mangas, con holanes en el escote, su maquillaje era discreto y llevaba el cabello atado con un listón, lucia increíble.
Poco a poco, me acerque. Mis piernastemblaban. Sentía nauseas y transpiraba, pero estaba determinado hablarle. En mi cabeza trataba de formular la pregunta perfecta. No sabía si preguntar su nombre, cuantos años tenía, sivivía por la zona o cuál era su signo. Frente a ella, con las manos en los bolsillos y el culo empapado en sudor, se me ocurrió ser directo, sin sutilezas, sin medias tintas. Saqué demi bolsa derecha todo el dinero y le pregunte “¿Cuánto?”. Después de escuchar semejante cantidad, no tuve más remedio que guardar los billetes, dar media vuelta y volver a casa.