Conferencia de Carlos Altamirano

Comité Ejecutivo Partido Socialista, 24 y 25 de agosto de 2012
Carlos Altamirano
Agradezco al Partido Socialista la invitación que me ha hecho a hablar en este encuentro.
Voy a hablar haciendo algunas observaciones, algunos comentarios, reflexiones sobre este hecho político al que estamos asistiendo desde hace un tiempo. Nos encontramos en una situación que nos recuerda la de hace casi 40años, la de 1973, cuando las izquierdas de tradición socialista se vieron frente al desafío de tomar posición, definirse, tomar posición frente a esa otra izquierda, una izquierda de raíz peronista que en aquellos momentos tenía como referencia a los Montoneros. Pasó mucho tiempo, pasaron casi cuarenta años, como dije, y cambiaron muchas cosas pero de nuevo una izquierda de tradición socialista quetiene su núcleo, creo yo, en el PS, se enfrenta a este hecho, este fenómeno que se llama –aunque no todos los llaman así– “populismo”. Porque yo creo que hay que partir de este dato, que no podemos cambiar a voluntad: en la Argentina, aunque no sólo en la Argentina, sino en muchos otros países de América Latina la izquierda tiene dos almas, por decir así, dos tradiciones que hunden sus raíces en lahistoria nacional del siglo XX. Una la conecta con el socialismo, la otra la conecta con un movimiento nacional-popular que varia en cada uno de los países y que en el caso de nuestro país tiene su referencia política central en el peronismo. Estos movimientos raramente se autodenominan populistas, la denominación de populista proviene en general de afuera de los movimientos llamados populistas. Aveces viene de afuera y la emplean intelectuales que apoyan este tipo de procesos –vamos a dar el nombre más célebre, el de Ernesto Laclau–. Otras veces lo usan quienes son adversarios acérrimos de estos movimientos –periodistas, intelectuales, políticos– y emplean el término como una acusación, para denigrar lo que designan como populismo. De modo que no es fácil el uso del término“populismo” con neutralidad, porque es una expresión muy cargada por la polémica política inmediata. Se lo emplea, y ustedes se habrán dado cuenta si leen, por ejemplo, el diario La Nación de Buenos Aires: “populismo” es recurrente en sus columnistas, en gran parte de sus periodistas, como sinónimo de modelo demagógico, de gobierno contrario a la república liberal. Para esa mirada, para esa lectura, elpopulismo viene a representar en el siglo XXI, lo que era la denuncia del caudillismo en el siglo XIX; entonces, está la política de los doctores, de los ilustrados, de los que saben cómo se hacen las cosas, frente a este fenómeno que se clasifica de esta manera.
Del otro lado están los que dicen que la única posibilidad de que haya una izquierda en este país pasa por las filas del populismo, quecualquier tentativa de construir una izquierda por fuera de la fuerza que alberga al conjunto, a las mayorías de las clases populares, está perdida, es una apuesta sin destino.
Creo que ninguna de estas posiciones ayuda a entender lo que está en curso. Claro, no nos preguntamos por esta cuestión como observadores de la escena, sino desde el punto de vista de una fuerza que quiere dar una respuestaa lo que juzga un falso dilema. Me refiero, por supuesto, al socialismo y a lo que quiere impulsar como alternativa en el espacio electoral sobre la convicción de que otra izquierda es posible, que otro progresismo, auténticamente reformador y democrático, es posible.
Antes de seguir destaquemos también esto. En el caso del socialismo tampoco encontramos un modelo, un paradigma, sino doctrinasy experiencias diferentes, desde el socialismo de tipo burocrático autoritario, que dominó durante décadas en los países del Este europeo, a experiencias que podemos llamar genéricamente socialdemócratas. En el medio de esos dos polos, una gama de experiencias más o menos socializantes. ¿Quién podría decir: éste es el verdadero socialismo? Desde mi punto de vista sólo se puede afirmar qué...