crítica Carolina Sanin

La tergiversación del rosa

Tras leer la columna titulada “El otro velo” de Carolina Sanín, varias de sus afirmaciones me sonaron un tanto ilógicas, contradictorias y ofensivas.
De primera mano, la autora de este texto menciona que en los años 70 las niñas eran vestidas de distintos colores, a diferencia de ahora, pues afirma que actualmente están obligadas a vestirse de rosa.
Quisierasaber a qué edades se refiere cuando emplea el término “niña”, pues según la psicología evolutiva de la niñez, el término abarca desde el primer año hasta los 10 años, y acorde con esto también, a partir de los 5 o 6 años, ya se empieza a crear una conciencia en el menor, empieza a tener percepción de la realidad y se evidencia la toma de decisiones. Así pues, que si bien en cierta edad son lospadres los encargados de decidir el atuendo de sus hijos, en la misma etapa de la niñez, hay quienes deciden qué ponerse y qué no, por lo que no estarían siendo forzados u obligados.
De igual forma, considero que el color rosa para las niñas no siempre es sinónimo de bandera, de identidad de género, pues también hay quienes poseen atuendos de diversos colores, e incluso, también hay actualmente grandemanda de vestimenta rosada para hombres, por lo que no concuerdo con que ellas estén vestidas del único color que ellos “no pueden” usar, además, que no solamente las niñas con piel blanca “como de otro país” son vacantes de usar vestimenta rosada, pues tengo claro que en Colombia (país de procedencia de la autora) entre el 49% y 58% de la población es mestiza, es decir la gran mayoría, y sólo un25% de la población es blanca, lo que quiere decir que ¿Sólo el porcentaje de mujeres presente en ese 25% de la población blanca, está exenta de usar este tono en sus vestuarios, sin buscar parecerse a mujeres de otro país?
Finalmente, como aspecto más importante, refuto totalmente la asociación del rosa con la pornografía, pues me parece absurdo y de mentes un poco retorcidas, ver a una niñavestida de rosa y pensar en escenas obscenas. Por el contrario, a mi parecer, el rosa en las mujeres es sinónimo de feminidad, ternura, e incluso, simplemente un gusto por prendas de ese color, mas no, recurso para mostrar su cuerpo “desnudo” ante el mundo, y es de gran agrado a la vista incluso cuando lo llevan los hombres.


Daniela Quintero Díaz
Fedra lo realiza todo. Abandona su madre altoro, su hermana a la soledad: esas formas de amor no le interesan. Deja su tierra como quien renuncia a los sueños; reniega de su familia y vende sus recuerdos como antigüedades. En ese ambiente, en que la inocencia es un crimen, asiste asqueada a lo que ella acabará por ser. Su destino, visto desde fuera, la horroriza; aún no lo conoce bien: sólo en forma de inscripciones en la muralla delLaberinto. Se arranca mediante la huida a su espantoso futuro. Se casa distraídamente con Teseo igual que Santa María Egipciaca pagaba con su cuerpo el precio de su pasaje; deja que se hundan hacia el Oeste, envueltos en una niebla de fábula; los mataderos gigantescos de su especie de América cretense. 
 
Desembarca, impregnada de olor a rancho y a venenos de Haití, sin darse cuenta de que llevaconsigo la lepra, contraída bajo un tórrido Trópico del corazón. Su estupor al ver a Hipólito es como el de una viajera que ha desandado camino sin saberlo: el perfil de aquel niño le recuerda a Knossos y al hacha de dos filos. Ella lo odia, ella lo cría; él crece contra ella, rechazado por su odio, habituado desde siempre a desconfiar de las mujeres, obligado desde el colegio, desde las vacaciones deAño Nuevo, a saltar los obstáculos que en torno suyo erige la enemistad de una madrastra. Está celosa de sus flechas, es decir, de sus víctimas; de sus compañeros, es decir, de su soledad. En esa selva virgen que es el lugar de Hipólito planta ella, a pesar suyo, los hitos del palacio de Minos: traza a través de las malezas el camino de dirección única hacia la Fatalidad. Crea a Hipólito a cada...