Crisis de grecia
El aumento de los déficits públicos es un fenómeno general en Europa y, si Grecia ha aparecido como el eslabón débil,muchos otros países están en una situación igualmente frágil. Los economistas de la OFCE acaban de realizar un ejercicio de prospectiva que muestra que la deuda está aquí para quedarse. El plan de ajuste presentado por Francia se basa en una hipótesis de vuelta a un crecimiento.
Esta deuda no es sostenible, ni siquiera desde un punto de vista de izquierdas: implica en efecto que, durante unperíodo indeterminado, una parte importante del presupuesto sería captado por una capa de rentistas que se dedican más a prestar al Estado que a pagar impuestos. Además, esta carga de la deuda podría empezar a hincharse a partir del momento en que la tasa de interés real vendría a aumentar. En fin, la vulgata liberal explicará que esta deuda pública “elimina” el endeudamiento privado y por tanto frena lainversión, y por tanto el crecimiento, etc. Es la razón por la que el ejemplo griego debe ser meditado: representa una forma de ensayo general de las políticas de súper austeridad que van a tender a generalizarse. Al mismo tiempo, evidentemente, los patronos van a querer restablecer sus ganancias mermadas por la crisis para mejor enfrentarse a la competencia. Esta doble austeridad, salarial ypresupuestaria, conduce directamente a una nueva recesión. Pero cada país intentará salir del apuro por su cuenta, al precio de una competencia exacerbada. En esta Europa que ha optado por la competencia como emblema, no hay que esperar una búsqueda de soluciones cooperativas.En esta coyuntura, el asunto está en el timing, y es ya el gran problema de Sarkozy. La burguesía no tiene objeción deprincipios a su charlatanería (el paro va a bajar pronto, la producción industrial va a aumentar un 25% de aquí a 2015, etc.) pero tiene que esperar a 2012 antes de emprender el giro hacia la austeridad y este plazo está un poco alejado. Mientras tanto, deja que los déficits aumenten. Quizá Dominique Strauss-Kahn haría mejor el trabajo, con el mismo entusiasmo austero que Merkel o sus camaradassocialistas Zapatero y Papandreu. Hay otra lección que sacar de Grecia: la “regulación” del sistema no pasará espontáneamente del estadio de la simulación. Solo una movilización social que venga a dar un empujón al business as usual puede cambiar, aunque sea un poco, las reglas del juego.
Y esta movilización debe estar a la altura de la violencia ejercida por los dominantes: es la única “ética” a la queson verdaderamente sensibles.A través de la “crisis griega” la burguesía alemana, seguida de otras dependientes a ella como la holandesa, quiere mostrar que no está dispuesta a financiar el crecimiento de otras que no “hagan los deberes”: recortes sociales, contrarreformas laborales, privatizaciones. Los acontecimientos se aceleraron dramáticamente. La tragedia griega ha pasado a una nueva fase...
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