Crisis de la dictadura
Por aquel tiempo vivia en el Niderland el hijo de un rey poderoso; su padre se llamaba Sigemundo,su maare Sigelinda y habitaban en una ciudad muy conocida, situada cerca del Rhin: Xánten.
¡No os diré cuan hermoso era aquel héroe! Su cuerpo estaba exento de toda falta y con el tiempo se hizo fuerte e ilustre aquel hombre atrevido. ¡Ah! ¡cuán grande fue la gloria que conquistó!Aquel héroe sé llamaba Sigfrido, Gracias a su indomable valor visitó muchos reinos por la fuerza de su brazo dominó muchos países. ¡Cuántos héroes encontró entre los Borgoñones.
De los mejores días de su juventud; pueden contarse maravillas que Sigfrido realizara; de mucha gloria está circundado su nombre; su presencia era arrogante y muchas mujeres hermosas lo amaron.
Lo educaron con todoslos cuidados que merecía pero por naturaleza tenía mas sobresalientes cualidades; el reino de su padre adquirió fama por él, pues en todas lás cosas se mostró perfecto.
Llegado que hubo a la edad de presentarse en la corte, todos deseaban verle; muchas mujeres y hermosa~ vírgenes anhelaban que su voluntad se fIjara en ellas; todos le querían bien y el joven héroe se daba cuenta de ello.Muy pocas veces permitían que el joven cabalgara sin acompañamiento; riquísimos vestidos le dio su madre Sigelinda; hombres, instruidos que sabían lo que el honor vale, cuidaban de él: de esta manera pudo conseguir hombres y tierras.
Cuando llegó a la plenitud de la edad, y pudo llevar las armas, le dieron todo lo necesario: gustaba de las mujeres que saben amar pero en nada se olvidaba delhonor el hermoso Sigfrido.
He aquí que su padre Sigemundo hizo saber a los hombres que eran amigos suyos, que iba: a dar una gran fiesta; la notida circuló por las tierras de los demas reyes; daba a cada uno un caballo y un traje.
Donde quiera, que había un joven noble, que por los méritos de sus antepasados pudiera ser caballero, lo invitaban a la fiesta del reino y más tarde todos ellosfueron armados al lado de Sigfrido.
Grandes cosas podrían contarse de aquella fiesta maravillosa. Sigemundo y Sigelinda merecieron gran gloria por su generosidad: sus manos hicieron grandes dádivas; y por esto se vieron en su reino a muchos caballeros extranjeros que los servían con gusto.
Cuatrocientos portaespadas debían recibir la investidura al mismo tiempo que el joven rey; muchashermosas jóvenes trabajaban con afán, pues querían favorecerlos y engarzaban en, oro gran cantidad de piedras preciosas.
Querían bordar los vestidos de los jóvenes y valerosos héroes y no les faltaba que hacer. El real huésped hizo preparar asientos para gran número de hombres atrevidos, cuando hacia el solsticio de estío, Sigfrido obtuvo el título de caballero.
Muchos ricos de la clasemedia y muchos nobles caballeros fueron a la catedral: los prudentes ancianos haclan bien en dirigir a los jovenes como en otro tiempo lo habian hecho con ellos; allí gozaron de placeres sin número y de no pocas diversiones.
Se cantó una misa en honor de Dios. La gente se agolpaba en numerosos grupos cuando llegó a la hora de armar caballeros, según los antiguos usos de la caballería, a losjóvenes guerreros, y se hizo con tan ostentosos honores como nunca hasta entonces sé había visto.
Inmediatamente se dirigieron ellos al lugár en que se hallaban los corceles ensillados. En el patio de Sigemundo el torneo era tan animado que las salas y el palacio entero retemblaba. Los guerreros de gran valentía hacían un ruido formidable.
Podian escucharse y distinguirse los golpes de losexpertos y de los novicios, y el ruido de las lanzas rotas que se elevaba hasta el cielo; los fragmentos de muchas del ellas despedidos, por las manos de los héroes, volaban hasta el palacio. La lucha era ardiente.
El real huésped les mandó cesar, retiraron los caballos y sobre el campo
pudieron verse rotos muchos fuertes escudos; esparcidas sobre el verde cesped muchas piedras preciosas,...
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