Crónicas de Valoran-1

El eco de las aceleradas pisadas resonaba con fuerza por el largo pasillo de piedra. A Soraka, de naturaleza tranquila, le costaba bastante poder seguir su ritmo, claro que no era ella la que tenía prisa por conocer la respuesta después de todo.
Por suerte las pisadas se detuvieron ante las puertas del salón gris a esperarla, aunque su dueña no parecía muy contenta de haber tenido que hacerlo.La hija de las estrellas se disculpo con una ligera sonrisa y una vez se hubo colocado a su altura, su compañera empujo las puertas con ambas manos, presentándose ante la cámara de invocadores con una mezcla de elegancia y desafío en su mirada.
—Exijo saber por qué no se me ha comunicado el arresto del Maestro Yi de forma automática —clamó con voz autoritaria—así como su inmediata liberación. Loscargos son ridículos además de una clara confusión.
Los invocadores reunidos en la sala intercambiaron una rápida mirada entre ellos, esperando a que alguien contestase primero. Eran once en total, sentados alrededor de una mesa curva algo más larga que la mitad de la habitación, en el centro de la cual estaban las dos compañeras.
Fue el invocador que más a su izquierda se encontraba el primeroen hablar.
—Capitana Irelia—comenzó con voz débil—como paisano vuestro que se trata, comprendo la preocupación… pero os aseguro que los cargos son del todo correctos.
Se reclino contra la mesa, cansado, y tomo un pequeño respiro antes de seguir hablando.
—Ya sabéis… que la liga no tolera disputas personales dentro de la misma…y el intento de asesinato… es algo bastante grave.
—Lo que ocurrafuera de la academia—intervino otro invocador mucho más joven y con una voz más potente—se debe quedar fuera de la academia.
—Pero no es posible—replicó Irelia con un testarudo movimiento de cabeza—.Conozco al Maestro Yi. Él jamás rompería las normas, y menos aún para tratar de atacar a Kayle. Pensadlo. Es absurdo.
Dos sitios a la derecha del primero, otro invocador tomo la palabra.
—Alparecer…el maestro ha sido víctima de un astuto engaño de la campeona Morgana, pese a lo cual fue Yi, y no ella quien blandió la espada. El castigo debe ser para él.
—Decidme Irelia—intervino otro de los invocadores—, ¿se os ha ocurrido preguntar al Maestro Yi si lo hizo?
Parecía que la jonia iba a volver a replicar, pero indignada se dio media vuelta y abandono la sala tan rápido como había entrado.Soraka, que había estado de pie a su lado durante toda la escena, acelero para tratar de alcanzarla.
—Creo que no es buena idea que lo veas— le sugirió al llegar a su lado exhausta por la carrera.
— ¿Y por qué debería no hacerlo? Como su superior suya me debe una explicación, y más le vale que sea buena.
La hija de las estrellas no contestó, y en silencio prosiguieron su camino.


Al llegar alos jardines de la academia, Soraka contemplo maravillada los efectos de la primavera. Todo estaba cuidado a la perfección, y era un bálsamo de tranquilidad y descanso para invocadores y campeones. El cantar de los pájaros y el sonido del arroyo eran para ella pura melodía. Los caminos estaban escoltados por pequeños muros verdes con explosiones en rojo y naranja, y en los claros, los invocadoresse relajaban en hermosos bancos de mármol adornados con amatistas. Nada le habría gustado más que pararse a contemplar el bello paisaje, pero Irelia no parecía por la labor de hacerlo.
Llegaron al linde del territorio de la Liga, allí donde se encontraba la prisión rúnica: un vasto edificio esférico de color rojizo y sin ningún resquicio aparente, y del cual se decía que sus puertas se custodiabansolas.
En la entrada al complejo había dos personas rellenando unos trámites de liberación.
—Ese maldito gordo borracho—se quejaba uno de los dos—. Siempre anda metido en problemas.
Cuando estuvieron más cerca, ambos dejaron de hacer lo que estaban haciendo y las miraron. No había modo de reconocer al primero, pues iba cubierto de la cabeza a los pies, pero la chica era inconfundible del...