Cuando los ídolos no son lo que parecen

Los héroes deportivos han sido, son y seguirán siendo figuras épicas. En ellas deposita el imaginario colectivo una profunda, arcaica necesidad de creer, de idolatrar, de convalidar la existencia dereferentes que nutran sin pausa su necesidad de ensoñación.

Por eso, cuando uno de esos héroes desencanta, cuando su comportamiento decepciona o no condice con lo que de él exige la altaidealización en que se lo tiene, el derrumbe que lo afecta arrastra en su caída mucho más que una carrera personal. Arrastra, sobre todo, una fe ampliamente compartida, destroza una fuente de alegría que es lade miles y miles de seguidores agradecidos. Desmorona, en suma, la devoción de multitudes que ya no encuentra sustento en la conducta de alguien de quien no se esperaba semejante frustración.

Enestos tiempos de valores fugaces y de tan honda desorientación espiritual, el deporte, no menos afectado por la marea general que todo lo sumerge, ha ido dejando de ser uno de los pocos bastiones dondela vapuleada identidad colectiva todavía podía resarcirse y encontrar consuelo y alimento en su afán de creer y de admirar. Es que también allí, en el deporte, proliferan los males de la época. Hace yamucho, desgraciadamente, que abundan las pruebas de que es así.

El caso de Mariano Puerta viene a sumarse, en estos días, al de tantos otros deportistas que mediante el uso de sustanciasprohibidas buscan preservar, valiéndose del fraude, la confianza de quienes ya creyeron en ellos una vez, cuando las circunstancias les fueron adversas.

La política no suele ofrecer ejemplos similares deesta reincidencia de la confianza en quien ya la defraudó. Quien, en política, cae una vez en el descrédito, cae en él para siempre. Nuevos hombres podrán reavivar viejas decepciones pero el mismohombre difícilmente tendrá ocasión de hacerlo. En el deporte, en cambio, la admiración y el amor suelen hacer milagros. Y la razón, si bien es compleja, no resulta de difícil discernimiento. El ámbito...