Cuento De Castellano
Páginas: 2 (431 palabras)
Publicado: 25 de noviembre de 2012
Un
Día
De
Pesadilla
Sara Álvarez Martínez 4º A
- ¡Socorro! – escuché.
Provenía de la iglesia. Lo oí justo cuando decidí a irme a casa el viernes 14 de diciembre. Parecía que la persona quehabía gritado eso estaba en apuros así que me decidí y entre en la sagrada casa de Dios.
La puerta estaba entreabierta.
- ¿Quién hay ahí? – pregunté.
- ¿Sara? ¿Eres tú?
- Sí, ¿quién eres? –pregunté asustada.
- Soy yo, Isabel. Estoy dentro de la tumba de nuestro fundador. ¡Ayúdame!
Miré hacia el trozo de cerámica desde lejos. Estaba abierto por un lado. Isabel no volvió a mostrarme ningunaseñal de estar al otro lado del suelo. Me aproximé apresuradamente para salvarle la vida a mi amiga.
- Isabel, ¿estás bien? ¿Sigues ahí? – pero ya no contestó, ni a eso ni a los siguientes intentosde comunicarme con ella. Salí al exterior para reclamar ayuda pero ya no quedaba nadie en el centro. Miré hacia todos lados pero ya ni un alma lo habitaba. Visualicé una pala que el jardinero se habíadejado durante aquella fría mañana. Sin pensármelo dos veces la cogí y regresé para rescatarla.
Tras mis fallidos intentos de hablar con ella, saqué fuerzas de flaqueza y conseguí abrir la antigua ypolvorienta lápida. Cuando lo conseguí, me esperaba una desagradable sorpresa, Isabel había desaparecido. En su lugar había unas horrorosas, antiguas y oxidadas escaleras de hierro que conducían a unaoscura, irritable y maloliente habitación.
-¿Hay alguien ahí? – grité con la esperanza de una contestación. Menudo chasco me llevé en cierta manera, porque a los diez segundos de pronunciar esastres palabras, y escuchar el eco producido, sentí un casi silencioso y tímido sollozo. Era Isabel, lo notaba, lo sabía.
Agarré con fuerza la pala. En ese momento recordé que llevaba una pequeña cajitade cerillas en el bolsillo del pantalón. Me desprendí de la parte metálica de la pala y prendí la madera.
Gracias a la luz que desprendía la llamarada consumiendo el palo, pude ver que me hallaba...
Día
De
Pesadilla
Sara Álvarez Martínez 4º A
- ¡Socorro! – escuché.
Provenía de la iglesia. Lo oí justo cuando decidí a irme a casa el viernes 14 de diciembre. Parecía que la persona quehabía gritado eso estaba en apuros así que me decidí y entre en la sagrada casa de Dios.
La puerta estaba entreabierta.
- ¿Quién hay ahí? – pregunté.
- ¿Sara? ¿Eres tú?
- Sí, ¿quién eres? –pregunté asustada.
- Soy yo, Isabel. Estoy dentro de la tumba de nuestro fundador. ¡Ayúdame!
Miré hacia el trozo de cerámica desde lejos. Estaba abierto por un lado. Isabel no volvió a mostrarme ningunaseñal de estar al otro lado del suelo. Me aproximé apresuradamente para salvarle la vida a mi amiga.
- Isabel, ¿estás bien? ¿Sigues ahí? – pero ya no contestó, ni a eso ni a los siguientes intentosde comunicarme con ella. Salí al exterior para reclamar ayuda pero ya no quedaba nadie en el centro. Miré hacia todos lados pero ya ni un alma lo habitaba. Visualicé una pala que el jardinero se habíadejado durante aquella fría mañana. Sin pensármelo dos veces la cogí y regresé para rescatarla.
Tras mis fallidos intentos de hablar con ella, saqué fuerzas de flaqueza y conseguí abrir la antigua ypolvorienta lápida. Cuando lo conseguí, me esperaba una desagradable sorpresa, Isabel había desaparecido. En su lugar había unas horrorosas, antiguas y oxidadas escaleras de hierro que conducían a unaoscura, irritable y maloliente habitación.
-¿Hay alguien ahí? – grité con la esperanza de una contestación. Menudo chasco me llevé en cierta manera, porque a los diez segundos de pronunciar esastres palabras, y escuchar el eco producido, sentí un casi silencioso y tímido sollozo. Era Isabel, lo notaba, lo sabía.
Agarré con fuerza la pala. En ese momento recordé que llevaba una pequeña cajitade cerillas en el bolsillo del pantalón. Me desprendí de la parte metálica de la pala y prendí la madera.
Gracias a la luz que desprendía la llamarada consumiendo el palo, pude ver que me hallaba...
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