Cuento original. "lagrimas y gozos"

Lágrimas Y Gozos

“The Mail on Sunday”
“22 de Diciembre de 1980…
… A tres días de Navidad y aquí en Londres,
no ha parado de nevar ni un sólo momento…”

Podía leerse en la primera página de dicho ejemplar londinense, que recogía de la fría acera aquella alta silueta; escapando así un leve suspiro de entre sus labios…

-Ahhh, los recuerdos que acarrean este lugar se vuelven máspalpables durante estas fechas…- murmuraba aquel hombre encogiéndose aun más en su gran abrigo de lana negro.

Una fuerte briza invernal golpea su rostro, resecando sus labios y obligándolo a refugiarse dentro de la estructura.
Al entrar se ve a sí mismo en aquella fotografía de antaño, cuando su ensoñadora sonrisa aun reflejaba su patética ingenuidad.
En un curioso efectovisual, ahora se enfoca en el presente que le refleja el vidrio del cuadro frente a él; del que sólo alcanza a vislumbrar su sonrisa, si es que puede llamársele así, demacrada y turbia. Que por más esfuerzos que haga, nunca logra hacerla pasar por una feliz; por eso mismo, Donatiu Dubois ha dejado de intentarlo…

._.-•~*~•-._. Miembros de la Curia ._.-•~* ~•-._.

Diario:
Diciembre de 1947…Mis primeros seis años de infancia no fueron ni extraños ni fascinantes; nunca viaje fuera del país, nunca subí a un gran barco, y definitivamente mis sueños de ser un caballero de brillante armadura y luchar contra el mal no se habían realizado aún.

Sin embargo, tenía una infancia feliz, común y corriente. Constantemente me encontraba aburrido y mis continuas quejas no hacíanmás que divertir a mi padre, André; un militar condecorado que decía envidiar mi inocencia y juventud. Por otro lado estaba mi madre, Francesca; quien intentaba desplazar un poco mi aburrimiento contándome toda clase de historias fabulosas, acerca de dragones, caballeros, magos y princesas.
Deseaba que mi vida cambiara, que fuera emocionante, que pasara algo insólito. Y cuando pasó, mi mundo sederrumbó a pedazos. Todo lo que conocía se fue lentamente a un profundo y oscuro abismo.

Mis padres se despidieron de mí con un beso, después hubo un accidente de auto y nunca más volví a verlos.
No tenía más familia y gracias al “nombre” del militar André Dubois, me acomodaron en cuestión de días en un renombrado monasterio: “The Holy Trinity”…

Aún recuerdo cuando lleguéa este lugar. Fue el año pasado, 1946, justo por estas fechas nevadas.
Cuando el gran coche negro en el que viajaba llegó al valle Trinity, me impresionó la magnitud del edificio que sería mi nuevo hogar. Parecía un castillo muy antiguo, seguramente construido por un gran rey de la Edad Media, donde habían habitado valientes caballeros mata dragones, como en las historias que solía contarmemi madre cada noche.

El padre encargado James fue quien me recibió y me fue presentando al resto de los monjes. El monje cocinero era agradable y rechoncho; recuerdo también al encargado de la biblioteca, él era extremadamente delgado y parecía tener de forma permanente, esa expresión de profunda molestia en el rostro. Y entre tantos otros conocí al padre Damián quien se convirtió en miguía espiritual.

Este tipo, sonriente, agradable y de abundante cabellera castaña fue quien me explicó que ahora mis padres yacían en un lugar mejor, donde sus heridas ya no dolían, donde siempre estarían felices, conviviendo con bellas criaturas aladas toca trompetas. Historia que creí, como el buen niño de seis años que siempre me repetía que era.

También se convirtió en mimejor amigo, en mi confidente, e incluso en cómplice de alguna que otra de mis travesuras. En cuestión de un año, este hombre se ganó mi confianza, mi cariño y mi admiración. Me sacó del abismo en el que creí haber caído y se convirtió en la persona más importante en mi vida, después de mis padres…

El padre James me ha aconsejado escribir todo lo que siento, lo que me pasa, lo que...