Cuento Sobre Símbolos Patrios

Un padre, un hijo y una misma pasión: México

Mi padre desde chico siempre me enseño a tenerle cariño a mi país, a mi bandera y a defenderla a de todos los que no pensaran que merecía respeto, esa era su gran pasión, ser mexicano, le enorgullecía levantarse por las mañanas y ver la bandera que tenía pegada en su puerta, mi padre, mi padre….
- ¡Luis!, ¡Luis!, ¿Qué pasa mijo?, ¿Qué mira?- dijómi ama –vamos, ¡párate!, no te quedes ahí sentado, ¡ayúdame, que se me queman los frijoles! Ya sabes cómo son de madrugadores la Carmencita y el Juanito- dijó apurada, mi ama siempre estaba apurada, haciendo, limpiando, lavando, sembrando o hablando. No paraba un momento.
-… discúlpeme ama, ya sabe usted como se me va el rollo- la verdad es que soy muy distraído, hasta una mosca me distrae, yeso que aquí, en Veracruz, no hay muchas moscas, -jajaja nada, nada pa´ mí que tu andas pensando en la tal clarita- me lo dijo con su sonrisa de picardía y complicidad al mismo tiempo -¡claro que no, ma!- lo cierto es que mi ama era una mujer muy guapa y joven, ya que sus 37 años y 3 hijos no habían dejado marcas en ella, seguía siendo tan guapa como cuando tenía mi edad -¡bah! A mí no me engañasLuis Fernando ¡a la clarita la tienes metida hasta en los huesos!- dijó totalmente convencida de lo que decía, y aunque tenía la razón (ya que en mi mente siempre estaba presente la clarita) mis pensamientos no iban en esa dirección, pensaba en mi apa, en el hombre valiente y trabajador, comprometido con su país y su familia.
Lo extraño, solo han pasado unos 6 meses desde que nos anunciaron sumuerte, el hueco que dejo es enorme, mi madre estaba muy triste por eso y todos los días eran algo difíciles sin él , desde que se fue a la guerra, mi madre se sentía desganada pero ahora eso era lo mínimo que ella sentía, sin sus bromas, sus buenos sentimientos y con la amenaza de guerra presente en este pueblecillo las cosas no estaban especialmente bien, de hecho todos estaban bastantetensos.
Siempre teníamos que fingir frente a mis hermanos, son pequeños y se asustarían se supieran como son las cosas. Yo siempre ocultaba lo que sentía, ya que solo
haría que mi madre se sintiera aun peor, recuerdo lo que dijo cuándo se fue: -cuida de tus hermanos y tu madre, los quiero y pase lo que pase todo estará bien- como si supiera que no regresaría. Casi había olvidadoque esperaba una respuesta cuando dije: - pues será adivina ama- mintiendo con mucha habilidad, pero casi se me escapa una lagrima, por suerte estaba dándole la espalda, revolviendo los frijoles – nada de adivinanzas ni brujerías, es que yo soy tu madre, además tienes motivos, la pleblilla esta re guapa- en eso tenía razón, la clarita es muy bonita, es de piel morena clara, pelo largo y negro,ojos negros como una noche sin estrellas y sus dientes son como perlas relucientes que contrastan con su piel. –Va a ver ama, algún día será la madre de mis hijos- el comentario la entristeció porque le recordó a mi apa pero sé que le alegra saber que la quiero de verdad. –yo sé que si mijo- dijo con un brillo apagado en los ojos. –Bueno, ya deja de batirlos, los vas hacer puré-me quito elcucharon y comenzó a servirlos.
-vamos ponte a comer, si te vas tarde al campo perderemos, ya sabes que los antiguos patrones quieren venir a reclamar lo que disque es suyo- eso es cierto, mi apa, el general Domínguez, se fue a la guerra pa recuperarlo.
Cuando termine me jale pal campo, por lo general esa era mi rutina diaria: desayunar, trabajar, comer, ir a casa, bañarme y dormir por lo que elresto de la semana fue algo por el estilo. Pero también se convirtió en costumbre que, al volver a casa, veía a la clarita y le sonreía con ganas a pesar de estar muy cansado, ella solo se sonrojaba y devolvía la sonrisa, obviamente encantada. Pero todo cambio cuando, a mitad del día llego el Eugenio gritando: ¡corran!, ¡corran!, ya vienen los antiguos patrones y ¡se quieren llevar a todos de...