cuento

Óbito
Llego, vio la pared sin el cuadro, pensó que estaba solo, que era la hora de decirle adiós a lo único que había amado durante tantos años,ese amor de sentimientos mágicos y aventuras interminables, de locuras, de pasiones, de tanto por el cual se luchó, era la hora de olvidar, susmanos y su presencia suave como la brisa.
Pero como olvidar la vez que la conoció, caminando sobre la terraza del hotel costero, luciendo su vestidorosa el cual danzaba con su pelo gracias al viento que por instantes se aquietaba.
Ahora, recorriendo la casa vacía, con las manos inquietas dequerer tocarla, con los ojos pensantes, con la boca suelta por no pronunciar su nombre.
Tan culpable se sentía, que posando sus rodillas sobre elsuelo, y sus lágrimas humedeciendo el tapete, pidió perdón a Dios por el pecado inaceptable que cometió sin ningún recato.
Sobre su mano derecha auncon la valija de ella, recordaba el instante que se fue y las últimas palabras que pronuncio para él.
Como no remembrar la vez que él le regalo lacaja de música, en aquella caminata sobre la única montañita alta que se encontraba en el pueblo de Bahía Solano, y que ahora posaba destrozadasobre los baldosines de la cocina.
Sin embargo el pecado no le dejaba, el día se ponía más oscuro, las gotas de sangre se secaban con la velocidad dela misma briza, briza que sobaba el rostro triste de ella posando sobre el mismo tapete donde él dejaba el cuchillo untado de rabia.