Cuento

EL HÉROE DEL PUEBLO

Suelo escuchar mucho aquella frase de: “La venganza es dulce…”, pero realmente creo en lo que mucha gente llama KARMA. No les puedo decir mucho sobre aquellas buenas historias que don Jacinto Pérez le contaba a su hijo, pero puedo asegurarles que eran realmente impactantes, emocionantes y hasta cierto punto con mucha displicencia. Al menos eso pensaba José, que todas lasnoches soñaba arduamente con ser trabajador en la fábrica de vinagre “La Esperanza”, tal como su padre. La única forma en la que Valle Las Manzanas, así se llamaba el pueblo, podía tener una fuente de empleo y vivir una vida humilde era sostener la fábrica, pues era el pilar del pueblo.
Cada noche antes de dormir, la señora Oliva León, madre de José, lo acompañaba a su cama para darle lasbuenas noches acompañadas de un beso lleno de esperanza en la frente del joven que solamente tenía 6 años. No tardaba mucho en que el sol iluminaba los senderos oscuros del pueblo, clásico, era la señal de la señora Oliva para despertar a José, preparar el desayuno que no constaba más que de frijoles con tortilla y posteriormente la comida que le llevaba todo los días a su esposo. Acompañada de latierna presencia de uno de los mejores soñadores de por ahí, José, salían de la casa para poder darle fuerzas a don Jacinto en el trabajo con unas cuantas tortillas.
Hay un dicho muy importante, que la verdad deja huella en los corazones cuando lo escuchamos: “No es más rico el que tiene más…Si no el que necesita menos”. Y era cierto que la familia no necesitaba de lujos para poder sonreírle a larealidad de la vida. José pensaba mucho en la fábrica, se la pasaba de risueño en las esquinas de su casa recostado en un petate abrazado por un gato no muy lindo que digamos. En varias ocasiones le pedía a su padre que le contara más sobre la fábrica, y aunque ya hubiese oído un millón de veces la misma historia, no se aburría y pareciese como si su corazón se emocionaba aún más con cadarepetición.
Una de las historias más destacadas para José, era aquella en donde don Jacinto comenzó a trabajar de cuidador en la fábrica. Él solamente tenía que cuidar por las noches la fábrica, pero en esa ocasión era un simple principiante. Con las luces apagadas y una linterna de mano, recorría los rincones de aquella fábrica en la que para esos tiempos no tenía la menor idea de su funcionamiento.Juan, con los ojos bien abiertos y los oídos al filo de la historia, reía y se sorprendía:
– La verdad hijo es que yo solo pensaba en saber que había dentro de esa construcción tan grande – decía don Jacinto – Pasé a un lado de los controles de la luz y accioné algunas palancas por accidente, gracias a una torpe rata con la que me asusté.
–Y qué pasó después papá, sígueme contando – decíaJosé.
–Pues yo no podía creerlo, porque accidentalmente activé los controles de la fábrica y vi cosas que nunca imaginé tener la oportunidad de ver, observaba con mucha atención aquellos tanques gigantescos, que sepa dios qué tenían en especial, pero era muy emocionante.
El tiempo transcurría y todo estaba tan normal, los centímetros por los que se regía José fueron aumentando, crecía muy rápido,pero eso no le quitaba ni una pisca de ilusión, al contrario, su interés crecía y no había día en donde no repitiera que estaba ansioso por crecer y estudiar una carrera para poder trabajar en la fábrica. Aunque todo marchaba bien, había un presentimiento en la señora Oliva que le decía que los problemas venían en camino.
José comenzó a prepararse desde muy pequeño, buscaba cualquier formapara conseguir dinero y de manera astuta, viajaba solo a la ciudad para poder indagarse sobre la carrera que a futuro estudiaría, cada vez estaba más emocionado. En uno de tantos viajes, en un bus, se sentó hasta atrás para poder abrir las ventanas y apreciar enteramente el paisaje que la naturaleza le otorgaba, un verdadero festín de fauna artística que destacaba en partes por sus colores verdes...