Cuento
Era una cálida tarde de verano en una ciudad cercana a las montañas, nacimos mis 7 hermanitos y yo, Bryan.
El tiempo fue pasando muy rápido, crecí junto a mis hermanos yconviviendo con ellos a pesar de estar ya grandes, mi miedo a las alturas seguía en pie.
El invierno llegó, y las calles se inundaron de copos de nieve. Mi ama decidió visitar a sus parientes que sehallaban en una cabaña cerca de las montañas, dejándonos solos, sin que nadie nos vigilara.
Una linda noche, escapamos hacia las montañas para ir a ver las estrellas fugases, que siempre se presentabancierto día del año, corrimos y saltamos felices ya que era la primera vez que salíamos sin el cuidado de nuestra dueña.
- ¡Tengan cuidado!- Gritó Scrable, mi hermano mayor.
- Ya no somos pequeñosbebés- Contestó otro.
Mis saltos eran un poco más bajos que el de mis hermanos, al igual que mi velocidad al correr, ignoré ese hecho dejándome llevar por el frío viento y la alegría de estar a puntode ver algo hermoso.
Cuando llegamos, nos dimos cuenta de que lo hicimos a tiempo las primeras estrellas fugases comenzaron a aparecer en el cielo. Como me encantaba verlas, era algo que siempre mehabía gustado, solo que esta vez fue diferente porque estaba más cerca y se apreciaban mejor. Luego de un rato decidimos volver a casa, sabiendo que era muy tarde. Mientras regresábamos mi hermanomayor resbaló y estuvo a punto de caer desde la punta de una de las grandes montañas. Todos empezamos a asustarnos porque temíamos que cayera hacia el vacío, nadie se acercaba a ayudarlo a subir, ya queestábamos cansados por la distancia que habíamos recorrido.
Me armé de valor, pues sabía que ninguno de mis hermanos lo salvaría, entonces me acerqué, más y luego más hasta que pude tocar una de suspatas delanteras.
-¡Bryan!- Me gritaron.
Scrable cuando sintió que lo toqué me miró y empezó a pedirme que lo subiera, cuando estaba seguro de que podía subirlo, lo jalé hasta que sus patas...
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