Cuento



Ahora que empiezo a recordar lo que pasó ese día pienso para mis adentros: ¡Qué locura, viejo!
Lo que hicimos ese día fue un verdadero delirio, un sinsentido, aunque quizás fue todo producto de la juventud, la edad del pavo, como le dicen.
Todo comenzó cuando nos juntamos con los muchachos un domingo a la siesta. Era uno de esos días que el suelo parecía que iba a partirse producto delcalor del sol, algo común en las siestas del verano en esta parte del país.
La cosa fue así: estábamos los muchachos reunidos alrededor del tereré, tratando de hacer más llevadera la calurosa tarde, hasta que uno, sacando a relucir su instinto aventurero, propuso:
-Amigos, qué les parece si vamos a caminar por el monte y vemos si cazamos algún pájaro o algún bicho de esos. Puedo llevar el rifle deaire comprimido de papá, él no va a tener problemas.
El de la idea fue el cabeza, hombre decidido, que nunca se detenía a reconsiderar las opciones, siempre arriesgado y en busca de nuevos desafíos. Con una energía que realmente me parecía sobrenatural, siempre estaba pensando en nuevas experiencias para realizar con nosotros, su grupito de amigos. De estatura algo baja en comparación al resto denosotros, su rasgo característico era, como su apodo lo indica, el tamaño de su cabeza.
Nos miramos como sorprendidos, sin poder creer lo que este chico estaba diciendo. Yo pensaba: “pero éste está loco. ¿Quiere ir a caminar por el monte con este solazo?”
-Dale, buena idea –soltó el flaco.
-Y bueno, estamos aburridos –agregó el colorado.
-Ok, así lo haremos entonces –dije yo, como pococonvencido, pero la idea no era mala. Siempre es divertido aventurarse con amigos.
Y así empezó nuestra excursión. Fuimos hasta la casa del papá del cabeza a pedirle el rifle y, efectivamente, él no tuvo problemas. Nos lo entregó sin inconvenientes y con el deseo de que nos divirtiéramos y tengamos algo que contarle después.
La siguiente escala fue la casa del colorado, un hombre del campo,acostumbrado al trabajo y a andar por el monte. Él era encargado de conseguir el transporte en el que viajaríamos hasta nuestro destino. Su padre poseía una chata vieja, pero absolutamente confiable. Era de esas cosas de antes, que dicen que estaban hechas para durar, y esa chata era así, viejísima pero en condiciones óptimas para la ocasión.
Ya en la chata del papá del colorado, la última parada antes departir fue en la casa del flaco, un chico morocho, extremadamente delgado –de ahí el nacimiento de su apodo-
Desde allí partimos hacia nuestra aventura. Unas nubes oscuras empezaban a asomar por el horizonte, aunque eso poco nos importó, ninguno de nosotros le prestó importancia en ese momento.
Cruzamos el puente y el colorado detuvo la chata a un costado del camino. Allí empezó nuestracaminata entre ramas de árboles, telas de araña, pastizales, charcos de agua y demás cosas que conforman el paisaje de nuestra región. Así fue pasando el tiempo con la excusa de ir de cacería, la verdadera razón era pasar el tiempo y divertirse con amigos. El cielo iba tornándose cada vez más oscuro, prácticamente ya no se dejaba ver aquel sol que parecía iba a partir el suelo.
Uno de los momentos quemás recuerdo fue cuando nos encontramos con una pequeña víbora, de esas que hay por montones en el monte correntino. El cabeza así de alborotado como era, la tomó entre sus manos sin miramientos asustando con ella al flaco que soltó un grito símil damisela de película maravillosa en apuros que se hizo eco por todo el monte. Este fue uno de los momentos más divertido que recuerde haber vivido con miscompañeros de aventura.
Luego de este divertido episodio, seguimos avanzando sin una dirección exacta hasta que nos topamos con un portón y un cartel que decía “PROHIBIDO EL PASO”. Poca importancia le prestamos también a este detalle, sumado al cielo totalmente negro que ya nos cubría, nuestra única pretensión era seguir caminando hasta acabar con el aburrimiento.
Y así íbamos, el cabeza, el...